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¿Puerto Rico o Costa Rica?
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¿Puerto Rico o Costa Rica?

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Foto by: Luis Bou

Durante mi travesía por América del Sur, mi identidad puertorriqueña ha estado al margen de la ineficacia de sus habitantes entender que yo no soy de Costa Rica. La mayoría de las veces que he conocido a alguien, he pasado por la indigna experiencia de tener que repetir que yo no soy de Costa Rica. ¡Que soy de Puerto Rico!

En mi experiencia, el origen de este fenómeno se extiende a mis viajes universitarios en Dinamarca. En dicho país, tuve un profesor de nacionalidad mexicana. Hablé mucho con él. Un día platicamos sobre un concepto que habíamos discutido en la clase. Él me dice que puedo estudiar ese concepto en relación con mi país. Me mira fijamente—pensando— y dice con autoridad: “¡Costa Rica!”. Nunca pensé en ese momento que esa equivocación se extendiera a algo más universal. Lo entendí como un simple error trivial que cometemos los seres humanos.

En Chile es donde más me ha pasado; aunque también se debe a que es dónde más he vivido en América del Sur. Muchas veces—al decir que soy de Puerto Rico— las personas rápido hablan de sus amistades o familiares que están viviendo o que visitaron Costa Rica. Yo en Chile vivo con una familia autóctona. Ellos se suscriben a un programa universitario de estudiantes. Desde el principio, lo primero que les dije por texto antes de conocerlos es que soy puertorriqueño y por eso estaré llegando a Chile el 7 de enero, en vez del 6 (obviamente no me iba a perder el Día de los Reyes). Cuando ya llegué, conversamos por varias semanas; siempre hablando desde mi perspectiva como puertorriqueño e incluso mostrando la bandera que tenía. Lo inconcebible fue que mi madre anfitriona, luego de varias semanas, me hace una seria de preguntas sobre mi país: Costa Rica. Esto ya no tenía explicación. O sea, ya me había pasado en la calle, pero que me pase con la persona que se supone que me conozca mucho más que el resto de la población fue inaceptable.

El fin de semana pasado iba de camino a la estación del tren en una ciudad en Chile llamada Talca. El chofer me pregunta de dónde vengo y pues le respondo. El rápido me indica que conoció alguien de mi procedencia que se casó con alguien de Talca. Siguió la conversación y yo me quedé sorprendido. Se me hizo difícil pensar que fuese de Puerto Rico. Con mis incontables previas experiencias, ya sabía lo que estaba pasando. Le pregunté francamente: “¿Puerto Rico? ¿No Costa Rica?” El chofer rápido se perdona; se refería a Costa Rica.

Un día una pareja me estaba dando pon en el parque nacional Conguillio en Chile. Luego de presentarme y decir que soy de Puerto Rico, la esposa habla de algunas cosas y me pregunta sobre Costa Rica. Al tiro le corrijo, le digo “Puerto Rico”. Ella se perdona pero lo increíble es que su esposo rápido prosigue con un pensamiento y me pregunta “y cómo eres de Costa Rica…”. Ahí yo llegué a la realización que este fenómeno no es algo aislado, sino algo subconsciente y hasta cierto sentido universal en las mentes de nuestros hermanos latinoamericanos.

Cabe destacar que las pocas veces que han reconocido que soy de Puerto Rico, siempre se emocionan. En primera instancia, por venir de la capital del reguetón, por ser fraterno de Héctor Lavoé o por ser cuna de las mujeres más bellas. Incluso, un chileno una vez se alegró tanto que me gritó “Boricua”. Mi punto aquí es que los que nos conocen, nos llevan en alto.

En lo que conlleva este fenómeno, pienso que es simbólico de algo más grande. Es un símbolo de que Puerto Rico está marginado en la conciencia latinoamericana. Para muchos, nosotros no existimos. Nos confunden y nos olvidan. Mis teorías sobre este asunto se destilan en estas cuatro corrientes conceptuales:

(a) lingüística. Puerto Rico y Costa Rica comparten el mismo número de sílabas (4) y semánticamente significan lo mismo: un puerto que es rico y una costa que es rica. Ambos haciendo referencia a un lugar que colinda con el mar y que es rico. (b) epistémica. Han escuchado hablar más sobre Costa Rica—y no de Puerto Rico— en temas turísticos y han tenido interacciones con otra gente de Costa Rica—y no con puertorriqueños. La idea de Costa Rica tiene mucha más vigencia que la idea de Puerto Rico. (c) política-colonial. Puerto Rico, al ser colonia, no tiene el mismo “standing” y por eso no recibe la misma atención política que otros países del hemisferio. Puerto Rico esta ocultado debido a su condición política; ya sean en las noticias, la ONU, lista de países, guías de turismo, etc. (d) geográfica. Cuando los suramericanos piensan en sus hermanos latinoamericanos, tienden a pensar en el continente— no en el mar caribe.

Lo que he aprendido sobre las incontables equivocaciones sobre mi nacionalidad es que Puerto Rico pierde mucho por su estatus: perdemos nuestra dignidad en relación con otros pueblos. Nos confunden con ser otro país. Nos olvidan y esa es la peor consecuencia. El olvido es la muerte aún estando vivo.

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