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El urbanismo verde, una necesidad
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El urbanismo verde, una necesidad

Por: Luis Ibrahyn Casiano

El ajetreo de la vida, la construcción desmedida y la falta de espacios libres compuestos por la naturaleza, son sin dudas razones que nos alejan psicológicamente del sentido natural. Aspecto que nos convierte en seres más desligados del medio ambiente, de la responsabilidad ecológica y de optar por el desarrollo integral de nuestra especie en estos estadios naturales. A consecuencia de ello, la mente trabaja a un ritmo acelerado que no encuentra elementos para la tranquilidad y para la canalización de las emociones. Si es cierto que no a todos nos gustan los mismos espacios y entornos para compartir y/o salirnos de la rutina diaria; también, cabe señalar que no es cierto el que no necesitemos de los espacios naturales para asimilar ciertas características que están intrínseca en nuestra composición genética y que brota al contacto con la naturaleza.

Como muy bien establece lo comprobado por investigadores de las universidades de York y Edimburgo, andar por zonas de la urbe ajardinadas y no invadidas por edificios ni construcciones de cemento desencadena cambios en el ánimo, el compromiso y la frustración, factores emocionales que pueden registrarse en el cerebro mediante electroencefalografía. Ante ello, entiendo que surge la necesidad de replantearse el modelo de desarrollo urbano con elementos naturales, así también la estimulación de una economía eco-amigable y de un sistema de trasportación integrado que vaya a tono con los espacios diseñados o convertidos a espacios verdes. La salud mental es un elemento al que debemos prestarle mucha atención, como lo hacemos con enfermedades o padecimientos invasivos, pues la mente y las emociones rigen nuestra interacción humana y delimitan parte de nuestros comportamientos frente a la sociedad.

Por ello, hacer de nuestras estructuras físicas, como edificios y carretas, centros de trabajo y estudios, nuevos espacios con elementos más naturales, se vuelve no solo en un aspecto de moda como aparece en las revistas clasistas, sino esencial para nutrir nuestra siquis. Encaminándonos a la compresión de lo irrefutable, de que la vida humana no está diseñada del todo para asimilar la falta de interacción con los elementos naturales que van más allá de tener un tiesto con flores en la sala o una mascota. Hagamos el compromiso de crear espacios verdes para nuestro entorno y desarrollo mental.

***Esta columna fue publicada en 2017 y republicada en La Voz Digital PR con autorización del autor. ***