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Las representaciones en el individuo y sociedad desde la Psicología
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Las representaciones en el individuo y sociedad desde la Psicología

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Lcdo. Luis Ibrahyn Casiano / Trabajador Social Clínico

Durkheim afirmaba que la vida mental del individuo y la vida colectiva están hechas de representaciones. Ante esto, es bien importante recordar que el conocimiento del individuo se da a través de asociaciones visuales, táctiles, olfativas y gustativas en primera instancia, especialmente durante la infancia y niñez. Aunque no sepamos nombrar algo, saber de dónde proviene, su nombre, de que este hecho o quién lo creó; comenzamos a tener una cercanía ya sea porque lo vemos en la cotidianidad, porque interaccionamos con ello o por lo que nos provee. De allí surge principalmente la conciencia sobre algo, a través de lo que representa. Sin embargo, la consciencia (con s), es esa que hace que la apreciación pueda ir cambiando y su significancia a través de nuestro paso por los estadios del desarrollo humano. Por ejemplo, hablando de representaciones con el mayor de los respetos, las creencias religiosas y las políticas han tratado de universalizar los dogmas para que sean de las pocas cosas simbólicas con representación “tangible” o intangible que, nacidas de la fe y la esperanza puedan perdurar sin mutar demasiado. Según Abric (2001), “las representaciones son fenómenos sociocognitivos, cuya peculiar naturaleza, constituida por un núcleo central y un sistema periférico, les permite ser estables y flexibles al mismo tiempo”. A través de las representaciones sociales, se crea un “orden” a través de la deducción de nuestro Yo insertado en el entorno colectivo; eso incluye las representaciones adheridas a la posesión de lo material, como a los vínculos afectivos e incluso eróticos.

 

Estas representaciones influyen en nuestro comportamiento, aspecto regido por los valores que desarrollamos a través de esa interpretación de lo simbólico y de las representaciones en general. Claro, aunque los elementos neurológicos y los intercambios químicos entre nuestros neurotransmisores también inciden, es nuestra visión e interpretación lo que moldea lo que bioquímicamente se está manifestando a causa de lo interpretado desde nuestra interacción con los elementos de representación social. Además, lo que conceptualizamos como deseos y necesidades, también giran en torno a nuestra interpretación de las representaciones sociales en el análisis de dónde quiero estar socialmente, cómo deseo que me vean los demás, qué deseo tener; y muy pocas veces, cómo me veo yo.  Scaglia y García (2020) exponen que se adoptan diferentes formas de influencia en las situaciones sociales en la relación entre individuos; esto naciendo precisamente y a mi juicio de lo expresado antes. Según Moscovici (1985), existen tres tipos de representaciones sociales desde lo fundamental: estas son las emancipadas, las polémicas y las hegemónicas. Las emancipadas suponen un potencial cambio y nacen en grupos con visiones nuevas del mundo y su rol en el. Las polémicas son las que se centran como un elemento representativo de un hecho conflictivo, por ejemplo, una interpretación de algo ya previamente interpretado, pero que es ahora diametralmente opuesta su significancia social; y la hegemónica es aquel tipo de representación que logra un nivel de consenso casi universal, aun cuando tenga algunas variaciones.

Es importante señalar que, estas en algún momento fueron de tipo emancipadas, y fue el tiempo el contexto histórico las que las convirtió en hegemónicas; incluso pudieron haber pasado por la etapa polémica. Desde mi apreciación como futuro Psicólogo Industrial-Organizacional entiendo que hay aspectos representativos sociablemente que no han llegado a un proceso de desconstrucción total de sus aspectos medulares, estos como los mencionados al principio, siendo los asociados a la fe, a las ideas, e incluso hasta de los sentimientos aquellos aun hegemónicos. Pero sí creo que la percepción del poder en base a lo que se interpreta como necesario y como obligación está pasando por un escrutinio severo por parte de estas generaciones emergentes en la toma decisión; lo cual resultaría en una desconstrucción futura de los vestigios ideológicos que aún perduran. Esto, desde las interacciones del ser humano también se puede observar en como las parejas se manifiestan en la construcción de su propio sistema de creencias, aspiraciones y organización del sistema familiar, ya sea como dos o en la pluralidad. Además, organizativamente representa un reto, no solo para el consumo desde el desarrollo de las empresas, sino, para la elaboración de estrategias desde nuestro campo profesional; dado que las personas, mientras más se alejan de la hegemonía, desde la diversidad ahora expresada y aceptada nace la obligación ética de atenderles de acuerdo con los nuevos paradigmas y exigencias sociales.

 

** Extracto de tarea presentada en clase como parte del Programa Graduado de Psicología Industrial Organizacional de NUC University.