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Por: Lcdo. Luis Ibrahyn Casiano – Trabajador Social Clínico
Con el inicio de un nuevo año, es común que reflexionemos sobre el paso del tiempo y lo que representa en nuestras vidas. Los ciclos cronológicos, como el cambio de fecha en el calendario, ofrecen una oportunidad simbólica para cerrar etapas, establecer metas y renovar energías. Sin embargo, también plantean un reto: no caer en la trampa de convertir al tiempo en un amo todopoderoso que dicte nuestras acciones y emociones. La psicología desde apoderamiento personal nos invita a tomar control de nuestras decisiones y a asumir responsabilidad sobre nuestro crecimiento. En este contexto, el tiempo puede es una herramienta, y no debe observarse como una limitación. Hay que reconocer que los ciclos cronológicos son construcciones humanas que muchas veces nos crea una dependencia representada por los relojes y calendarios como indicadores del progreso en tiempo para las acciones. Lo que importa no es cuánto tiempo ha pasado, sino qué haremos con él. El simbolismo del año nuevo puede ser poderoso si lo utilizamos con intención. Muchas personas aprovechan este periodo para hacer resoluciones, pero la clave está en vincular estas metas con valores internos, en lugar de con fechas arbitrarias. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero bajar de peso en tres meses”, podrías plantear “quiero cuidar mi salud porque valoro mi bienestar”. Este enfoque centra el poder en ti, no en el calendario.
Por otro lado, también es crucial evitar la ansiedad que puede generar la percepción de que “el tiempo pasa o se acaba”. Esta perspectiva suele ser una fuente de estrés y paralización. En lugar de temer al paso del tiempo, podemos cambiar nuestra narrativa interna y verlo como un recurso que fluye y se renueva constantemente. La vida no es una carrera contra el reloj; es un proceso continuo de aprendizaje y evolución. El apoderamiento personal también implica ser flexibles y compasivos con nosotros mismos. Si bien los ciclos cronológicos pueden inspirarnos, también debemos recordar que cada segundo, como cada día, es una nueva oportunidad para comenzar. No necesitas esperar al 1 de enero, ni a un lunes, para tomar decisiones significativas. Cada momento presente es una invitación para alinearte con tus valores y actuar en consecuencia.
Los ciclos cronológicos como el año nuevo pueden ser una herramienta útil para reflexionar y planificar, siempre y cuando no nos esclavicemos a ellos. La verdadera transformación no viene del tiempo en sí, sino de la manera en que lo usamos para crecer y vivir con intención basada en metas y no es deseos que se quedan en el anhelo. Al final del día, el poder está en nosotros, no en el calendario. La invitación hoy es, que reflexionemos sobre nuestra construcción de vida de manera intencionada y positiva. Es importante reconocer que estos momentos cronológicos no tienen un poder intrínseco, sino que, su significado emana de la interpretación que les damos. Utilicemos el ahora como una oportunidad para establecer metas alineadas con nuestros valores y necesidades que nos permitan centrar el control en nuestras decisiones y no en el calendario. Desde el apoderamiento personal debemos, en lugar de enfocarnos en cumplir objetivos dentro de límites temporales arbitrarios, lo hagamos en el proceso continuo del autorreconocimiento para el crecimiento personal. Adoptar una narrativa interna que valore el tiempo como un recurso renovable, en lugar de un enemigo que se agota, también es crucial para evitar la depresión, la ansiedad y el estrés. Hagamos de nuestra vida algo distinto, sin importar el cambio en el tiempo cronológico. Construyamos un nuevo pensamiento acerca de la vida más allá del abstracto de tiempo.