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Por: Aracelys Otero Torres
Relacionista Lic R 53
Ayer culminó la celebración de la Semana del Relacionista. Semana que en esta ocasión se vivió en medio de esfuerzos para validar la importancia así como la pertinencia de garantizar la licencia de relacionista. También se vivió en medio de la decisión del Tribunal Supremo de Puerto Rico quien declaró inconstitucional la colegiación de los médicos en la isla. Al repasar los acontecimientos de la semana creo dos cosas principales: la licencia es necesaria y estar colegiados debe ser un asunto voluntario.
En este mismo espacio, expliqué las garantías e importancia de la licencia de relacionista. Reitero mi postura en ese sentido porque quien posee la licencia posee además un caudal de conocimiento que impacta de forma positiva las estrategias que aplican a sus planes de trabajo al igual que a su entorno laboral. La licencia contribuye a que ese profesional mantenga sus conocimiento al día a través de cursos. Esto representa beneficios sobre aquellos que carecen de la misma.
Insisto que la intención propuesta a través de un proyecto de ley que se encuentra en la Asamblea Legislativa y que propone eliminar las licencias de varias profesiones es errada. En especial en el caso de las relaciones públicas, profesión que maneja el reconocimiento, alcance y reputación de una marca, issues y crisis. Estoy convencida que empresarios y jefes de agencias quieren a su lado profesionales adiestrados y licenciados que contribuyan a lograr el éxito de sus empresas.
Por otro lado, para mí, hablar de colegiación es un asunto que va más allá. En el caso de las relaciones públicas en la isla, desde la década de los setenta existe la Asociación de Relacionistas Profesionales de Puerto Rico, (ARPPR) la cual acoge de forma voluntaria a aquellos relacionistas que deseen pertenecer a la misma. Para ejercer la profesión en Puerto Rico el relacionista puede hacerlo sin licencia y sin pertenecer a la asociación. De hecho, el compromiso de la asociación en promover la profesión es tan medular que permite a todo profesional de las relaciones públicas participar de talleres, charlas y otros encuentros independientemente esté asociado.
La ARPPR permite un espacio para ofrecer cursos acreditados por la Junta Reglamentadora de Relacionistas para que los relacionistas licenciados cumplan con las horas exigidas para mantener al día su licencia. Permite además, discutir temas que impactan la profesión a nivel local como internacional y promueve el estrechar lazos entre asociaciones alrededor del mundo. Más importante, establece un Código de Ética que rige la profesión y que extiende garantías tanto para los profesionales como a sus clientes.
Impulsar un proyecto de ley en el cual de forma generalizada se intente menoscabar los esfuerzos que durante décadas impulsa la ARPPR demuestra el desconocimiento del alcance de la profesión. Coincido con el Tribunal Supremo en que asociarse en un tema cobijado por la Constitución de Puerto Rico el cual se debe garantizar y preservar. Nos toca a los relacionistas aunar esfuerzos para que aquellos en desconocimiento entiendan la función que realizamos en beneficio del país.