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Por Dr. Howard Caro-López
Siendo amante del deporte y en particular el baseball, estuve pegado al televisor este mes viendo a la selección de Puerto Rico jugar en el Clásico Mundial de Baseball (WBC). Pese a que nuestro equipo se quedó corto en su intento de ganar el campeonato mundial tanto yo como la gran mayoría de los puertorriqueños sintieron un gran orgullo por el desempeño del equipo y por querer representar a nuestro pueblo.
Uno de los sucesos más lamentables del torneo fue la lesión del lanzador de la selección, Edwin Diaz. Considerado por muchos como tal vez el mejor relevista en las Grandes Ligas, el jugador de los New York Mets sufrió una lesión severa en la rodilla durante la celebración de la victoria sobre la selección Dominicana para clasificar a los cuartos de final del WBC.
Este suceso fue decepcionante no tan solo por lo que le sucede a Diaz, sino también por la reacción de muchos fanáticos y periodistas estadounidenses. Varios fans de los Mets en los EEUU y periodistas rápidamente criticaron que Diaz haya recibido permiso y optó por representar a Puerto Rico, alegando que su lesión y la de otros jugadores participando en el torneo perjudica la temporada de Grandes Ligas para varios equipos profesionales. Varias figuras de los medios deportivos en los EEUU incluso hicieron un llamado para eliminar el torneo- esto a pesar de que el WBC fue visto por más personas en televisión que cualquier juego de la Serie Mundial de Grandes Ligas.
Cabe señalar que el torneo ha sido uno de los eventos deportivos más vistos a través del mundo, incluyendo en Puerto Rico donde hasta el mismo Gobernador Pedro Pierluisi (únicamente) apoyó públicamente a la selección puertorriqueña ¿Por que entonces la resistencia de los estadounidenses, campeones defensores hasta ahora, a apoyar el deporte a nivel internacional?
Este comportamiento es un reflejo de un patrón cultural más amplio dentro de los EEUU, donde prevalece una mentalidad etnocentrista, insular e imperialista. La narrativa que se ve en muchas partes de los EEUU es que lo doméstico será siempre superior a lo que surge de otros lugares del mundo. Más allá de eso también existe la actitud de que lo doméstico- es decir lo norteamericano- debería también exportarse a otras partes del Mundo, sino imponerse.
A nivel deportivo el comportamiento de los medios y fanáticos estadounidenses hacia el WBC válida esta observación. Lo vemos además en otros deportes como el Mundial de la FIFA, que a pesar de ser el evento deportivo más visto en el mundo apenas registra con los medios estadounidenses mientras que el Super Bowl de la NFL y la Serie Mundial se describen como “campeonatos mundiales”, aun cuando son Ligas domésticas. De la misma manera eventos como las Olimpiadas solo toman importancia por ser eventos donde atletas de los EEUU suelen dominar la mayoría de los eventos.
Estas actitudes son una ventaja a las actitudes sociales en los EEUU hacia otros temas de carácter internacional. La participación de los EEUU en varios foros internacionales como la ONU, UNESCO, y La Corte Criminal Internacional (ICC) por ejemplo, ha disminuido o sino es muy desfavorecido por una mayoría del pueblo, particularmente por sectores más conservadores. Para muchos estadounidenses la falta de influencia o control total en estos foros fomenta la mentalidad de que no tienen mérito ni legitimidad. Tal es así que los EEUU no reconoce la jurisdicción de la ICC e incluso amenazaron con eliminar su aportación a la ONU.
Esta mentalidad también se extiende a la relación política con los EEUU. Lo cierto es que asuntos de Puerto Rico apenas registran en el Congreso federal, tanto por la falta de una constituyente en los EEUU que puede influenciar la agenda legislativa a favor de Puerto Rico, como la percibida falta de beneficio para los EEUU, fuera de los paraisos fiscales y la expropriacion.de terrenos para desarrollistas estadounidenses. Puerto Rico tiene pauta en el discurso social y político de los EEUU en la medida que presenta una oportunidad para que puedan imponer su agenda al pueblo puertorriqueño.
En fin, cuando reflexionamos sobre la reacción negativa del WBC o incluso la crítica de cómo los Latinoamericanos juegan baseball de manera “irrespetuosa” por su afán, deberíamos darle más contexto social a esas actitudes. Al fondo representa un etnocentrismo y desdén a lo que no favorece la cultura e interés estadounidense. Siendo ese el caso, eso también nos debe cuestionar qué tan realista es mirar hacia los EEUU para determinar nuestro futuro como pueblo.