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Por: Jorge Alfredo Rivera Segarra / Representante
Distrito 22 Lares, Utuado, Adjuntas y Jayuya
Al inicio de la Semana de la Policía, resurgen en mi memoria las experiencias y ejemplos de quien fuera un policía ejemplar, don Nicolás Segarra Pérez, mi abuelo. Hoy, desde la Cámara de Representantes, entiendo perfectamente los reclamos de los policías, porque conozco cómo la vocación por el servicio público puede transformar la vida de una persona por medio de dejar a un lado sus obligaciones por un tiempo, para dedicarse al prójimo.
Particularmente ejemplar para mí, fue la labor que don Nicolás hizo en la Liga Atlética Policíaca, donde miles de niños y adolescentes han recibido la oportunidad de tener a su lado una mano amiga que les oriente hacia las buenas artes del deporte. Natural de Lares, mi abuelo hizo su carrera en Adjuntas y la labor con los jóvenes fue su gran cauce de servicio. Fue el primer servidor público en Puerto Rico que ganó la Copa Roberto Clemente, distinción que se inició en el 1984 a quienes hacían aportaciones especiales al deporte en Puerto Rico.
Cuando repasamos todo lo que tiene que hacer un policía como parte de su labor de servicio público, vemos que son quienes deben atender con prontitud las llamadas de los ciudadanos en casos de emergencia o cuando acuden a un cuartel, estar atentos al principio de prevención de los delitos, ubicar recursos de acuerdo a las necesidades del momento y aportar en el esclarecimiento de los casos para ser radicados en los tribunales y asegurarse que el proceso de realice conforme a las reglamentaciones.
Si hay algún trabajo donde “no hay horarios” aparte de las profesiones médicas, son los policías, que en ocasiones nunca saben a la hora en que llegarán a sus hogares, porque cada día es una jornada con sus propias realidades. Una de las grandes preocupaciones de nuestros policías es su retiro. Sabido es por todos que sin haber aportado al Seguro Social Federal, nuestros policías culminan su vida laboral con precariedad. A inicios de este año, el presidente del Frente Unido de Policías Organizados (FUPO), Diego Figueroa, anunció un acuerdo entre la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) y el gobierno de Puerto Rico, donde se incluye la inyección de $850 millones para equiparar el dinero que reciben los oficiales por su jubilación al 50% del salario base de $2,300 mensuales.
Dicho acuerdo, al amparo de la Ley 106 del 2017, consiste en asignar $850 millones al retiro de los policías. Esto significa que, por ejemplo, un policía tiene un 30% de pensión, pues se le hace una aportación que lo equipara a un 50 por ciento de lo que era su salario. De esos $850 millones, se destinan $5 millones para provee un plan de salud a los policías retirados que no tienen Medicare. No hay duda de que dicha gestión es un gran avance, pero hace falta ver las condiciones actuales de trabajo de los uniformados, el equipo y las facilidades. Esa responsabilidad recae ciertamente en el gobierno, y en nosotros los legisladores. Ser policía requiere primero que nada, vocación, pero también nuestra sociedad tiene que valorar más esta labor. Gracias a Dios, Puerto Rico cuenta con miles de hombres y mujeres como Don Nicolás Segarra. En su Semana, mis respetos, compromiso y acción para todos ellos.