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Por: Dr. Howard Caro-Lopez
Hace casi dos semanas atrás el mundo quedó estremecido al ver que se desataron protestas masivas en Cuba contra su gobierno, por la crisis económica y social enfrenta el país por la escasez de alimentos y aumentos en el costo de vida, encima del repunte del COVID-19 con un incremento en las infecciones. Al salir a relucir las imágenes de manifestaciones multitudinarias a través del país, mucha gente a través de los Estados Unidos (EEUU) y otros países de la región expresaron su solidaridad con el pueblo cubano y sus reclamos exigiendo un fin a la crisis.
Esto también hizo impacto en Puerto Rico, donde oficiales electos y figuras públicas prominentes se expresaron en apoyo a los manifestantes. Aunque el apoyo hacia los manifestantes se vio de personas de varios lados del espectro político, las expresiones más vocales en Puerto Rico sobre esta situación, particularmente en los medios noticiosos, han sido para hacer llamados para derrocar el gobierno actual, por intervención militar de los EEUU, si es necesario, a nombre de la democracia para Cuba. Figuras políticas no se han quedado atrás, tomando la oportunidad para aparentar gestionando a favor del pueblo cubano, sea el acto simbólico del Alcalde de San Juan de izar la bandera cubana en la Casa Alcaldía, las protestas de solidaridad organizadas por el representante Jorge Navarro, o la participación de la Comisionada Residente en un comité especial creado por los Republicanos en la Cámara de Representantes Federal para atender la crisis en Cuba.
Tal y como mencioné en mi pasada columna, debemos estar atentos a la situación en nuestra isla vecina, ya que la manera en que se vaya desenvolviendo repercutirá en Puerto Rico. Puede que se vea una nueva ola de refugiados cubanos en Puerto Rico si la situación sigue deteriorando. Y si se da un cambio de gobierno que marca el fin del gobierno revolucionario en Cuba, esto también tendrá impactos políticos y económicos para nuestro pueblo. También, es importante que seamos solidarios en apoyar aquellos que se manifiestan en contra de los gobiernos que no responden a los reclamos y las necesidades más básicas de sus constituyentes. El autoritarismo es inaceptable, sea donde sea.
Sin embargo, me resulta curioso la manera afanosa en la cual mucha gente en Puerto Rico responde a la situación política en Cuba, y sus llamados para “erradicar el socialismo” y “liberar” a Cuba, particularmente de figuras del Partido Nuevo Progresista (PNP) y del bando más conservador de la política en nuestro archipiélago. No es una postura sin lógica alguna- estas posturas son, al menos en cierta medida, gestiones para apelar a la comunidad cubana en Puerto Rico, cuya mayoría llegaron como exiliados después de la Revolución y han formado parte de la base electoral del PNP. Una postura clara en contra del gobierno cubano actual también se presenta como un repudio más sutil a los sectores independentistas, que se pintan de forma exagerada y en su mayoría errónea como defensores del régimen cubano actual
Lo que sí resulta algo extraño es la disonancia cognitiva de esta retórica en Puerto Rico. Por un lado se exige la liberación y la democracia para Cuba, mientras que abogan a favor de mantener una relación de subordinación con los EEUU y rechazan cualquier gestión para darle más soberanía a Puerto Rico. ¿Por qué la soberanía es urgente y necesaria para los cubanos, pero no para nuestro propio pueblo, que se encuentra en uno de sus peores momentos desde que hemos sido colonia de los EEUU? Al tomar nota de esta inconsistencia ideológica, se hace más difícil de no ver estas expresiones exigiendo democracia en Cuba como política oportunista para ganar favor con un sector del electorado con intereses particulares y no como una expresión auténtica y consistente a favor de la democracia y “soberanía” de todo pueblo.
Si aceptamos que hay un déficit democratico en Cuba y como vecinos caribeños debemos ser solidarios con la idea de “liberar” a los cubanos de un gobierno antidemocrático, nuestra brújula moral también debe apuntar a defender ese mismo principio para los puertorriqueños. Ahora más que nunca, como pueblo nos encontramos en una situación muy precaria con el deterioro ya total del sistema político actual que una vez prometió soberana, pero que en realidad ha perpetuado una relación colonial con los EEUU. ¿Si la democracia de los cubanos merece nuestro apoyo, por qué no también la de nuestro pueblo? La democracia debe ser para todos, no para algunos.