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Nuestro lugar en el mundo
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Nuestro lugar en el mundo

Por: Dr. Howard Caro López

Este pasado jueves se dio la noticia estremecedora donde en horas de la madrugada un grupo de individuos asesinaron al presidente haitiano Jovenel Moise en su residencia, de manera chocante para muchos. El viernes salió a relucir que los sicarios se trataban de unos mercenarios colombianos que fueron contratados para ultimar al presidente Moise, aunque el autor del asesinato y los motivos aun no son claros. Los efectos de este incidente se hicieron sentir casi inmediatamente en nuestro país vecino República Dominicana, donde el presidente Luis Abidaner ordenó el cierre de la frontera de su país con Haití. El suceso también repercuto en Colombia, por el origen de los sospechosos, y en la comunidad haitiana en los Estados Unidos (EEUU).

Algunos de nuestros lectores quizás se estarán preguntando cuál será la relevancia de esta noticia, por más chocante e impactante que sea, en la vida del pueblo puertorriqueño, ya que se trata de inestabilidad política en un país con el cual Puerto Rico no tiene un alto nivel de interacción. A primera vista es cierto que para muchos, en Puerto Rico, los sucesos en Haití no afectan de manera directa. Incluso hasta ahora el gobernador Pierluisi no ha hecho pronunciamiento alguno sobre la situación y es poco probable que toque el tema públicamente. Para muchos será solo una nota en la sección de noticias internacionales.

Sin embargo, no debemos asumir que esta crisis nunca tendrá repercusiones en Puerto Rico. Aunque el impacto aún está por verse, hay varias posibles maneras en las que podría afectarnos. El deterioro de la seguridad ciudadana en Haití podrá, por ejemplo, desatar una ola de refugiados que, de no poder entrar a República Dominicana (cuya política hacia inmigrantes haitianos es hostil), posiblemente optaron por llegar a Puerto Rico como punto de entrada a los EEUU. ¿Cuál será la respuesta del gobierno local con esos refugiados?

La situación también podría tener consecuencias económicas. Haití es un centro importante para la manufactura de ropa, con la mayoría exportada a los EEUU. Igual ciertos alimentos que se consumen en Puerto Rico se importan de Haití y otros países vecinos. ¿Cómo afectará el precio y acceso a estos productos si la situación política en Haití deteriora? Eso está por verse, pero es otra forma en la cual nos impactará.

El punto aquí no es exhortar al lector que tenga una opinión fija sobre la política haitiana, o de cualquier otro país como tal. Eventos como el asesinato del Presidente haitiano son relevantes porque resaltan la realidad de que aunque somos dependencia de los EEUU y que Puerto Rico no es inmune a la geopolitica del Caribe.

Como pueblo existimos dentro de un contexto internacional donde sucesos en un lugar repercuten en nuestra existencia colectiva. Hay varios ejemplos históricos que afirman nuestra conexión con la región, desde la llegada de inmigrantes europeos a Puerto Rico en el siglo XIX huyendo la inestabilidad económica y política de sus países (los corsos, por ejemplo, que impulsaron la industria cafetalera en Puerto Rico), la influencia de la política francesa en el Grito de Lares, la Guerra Fría que impulsó la política de industrialización en los 1950, hasta la Revolución cubana que produjo una ola de refugiados que se establecieron en Puerto Rico y han influenciado la política y economía local. Estos son solo algunos ejemplos de cómo las condiciones de Puerto Rico están intercaladas no solo con los EEUU sino también con los países vecinos y otras partes del mundo.

Lamentablemente muchos puertorriqueños han sido socializados a ver la situación del archipiélago con gringolas, donde solo lo que pasa en los EEUU es relevante. Nuestra perspectiva ha dejado de ser, en gran medida, global, y en vez suele ser de carácter insular. Lo cierto es que esto se debe en parte a la realidad de nuestra condición colonial, la cual no enfatiza la idea de que somos ciudadanos globales y que se reenforza a través del sistema político que gira a base de nuestra relación con los EEUU. Pero tampoco se hace un esfuerzo colectivo para entender cómo estamos conectados con nuestros vecinos y el mundo más amplio en el cual existimos como pueblo. Y tal vez ese déficit de visión global también está aportando a la falta de una visión clara de lo que Puerto Rico necesita para salir de la crisis económica y política en la que se encuentra. Quizás sea hora de quitarnos esas gringolas y descubrir nuestro lugar en el mundo.