Por: Dr. Howard Caro Lopez
Hace poco el candidato presidencial de los Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, anunció sus propuestas para su política hacia Puerto Rico, enfatizando su compromiso a tratar al pueblo puertorriqueño con la dignidad y respeto que merecen como ciudadanos de los EEUU. Aunque la barra para superar la política actual es casi nula dada la constante falta de respeto que el Presidente Trump ha demostrado a los puertorriqueños durante su cuatrienio, de primera instancia el tono y el reconocimiento de parte de Biden es un paso constructivo.
Según los detalles que publicó en su página web, Biden se compromete a dirigir recursos del gobierno federal para apoyar la reconstrucción de viviendas e infraestructura damnificada por María y los terremotos, incluyendo perdonar préstamos federales otorgados a municipios para obras de reconstrucción e inversiones en la red energética. También, presenta varias propuestas para mejorar la salud pública en Puerto Rico, incluyendo paridad en fondos de Medicaid con otras jurisdicciones de EEUU, fondos adicionales para responder a la pandemia, la expansión de centros de salud comunitarios a través de la isla, y mayor acceso a recursos de salud mental y asistencia nutricional. De igual forma, se compromete a proveer fondos para la expansión de plantas escolares, expandir programas de educación técnica/vocacional, e invertir $70 millones en el sistema de la UPR. Por último, el plan de Biden plantea una auditoría de la deuda pública y revisar las políticas de austeridad promulgadas por la Junta de Control Fiscal,
con la idea de fomentar políticas que enfatizan proteger servicios esenciales.
De por sí estas propuestas para Puerto Rico parecen atender muchos asuntos de urgencia, y potencialmente pondría fin a varios años de negligencia y desdén del gobierno de los EEUU hacia el pueblo puertorriqueño. Incluso algunos candidatos del Partido Popular Democrático (PPD), Partido Nuevo Progresista (PNP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) ya han respaldado a Biden y sus propuestas. Sin embargo, me parece necesario tocar algunos puntos que debemos considerar al evaluar el plan de aspirante a la Presidencia para Puerto Rico y lo que implica para nuestro pueblo.
Lo primero es que aunque la expansión de fondos federales para proyectos de reconstrucción y recuperación son de beneficio a corto plazo, deja interrogantes a largo plazo sobre cómo crear una calidad de vida sostenible. Como he discutido anteriormente, el tema energético es mucho más complejo que sencillamente fortalecer la infraestructura existente. Sus propuestas de salud, por su parte, omiten la discusión de asuntos relacionados a la salud como la nutrición y suficiencia alimentaria, y una política ambiental clara. Su plan educativo promete varias inversiones como herramienta para el desarrollo económico, pero sin responder a la pregunta más amplia de cómo se contempla no solo fomentar mayor actividad económica, sino también cómo esa actividad beneficie a la mayor cantidad de puertorriqueños posibles. Biden tendrá que explicar cómo trabajará con inversionistas que vienen de afuera a beneficiarse de paraísos fiscales sin proveer beneficios económicos a nivel local en Puerto Rico (les recomiendo
examinar los trabajos de Yarimar Bonilla y Naomi Klein sobre este tema.) En fin, sus propuestas parecen más parcho que una cura para Puerto Rico.
Mi segundo punto para considerar es más de carácter político. ¿Cómo promesa de campaña el plan de Biden suena alentador, pero como se hará para que se cumpla? Por mas que quizás algunos aplauden a Biden por su plan y sus promesas, en realidad el incentivo para implementar una política comprehensiva para apoyar la recuperación en Puerto Rico es bajo tanto para Bien como gran parte del Congreso federal, fuera de algunos legisladores en Florida, Nueva York, Illinois y Pennsylvania, donde el tema les incumbe a sus constituyentes boricuas. Este es el problema medular en cualquier discusión sobre políticas federales para Puerto Rico. A falta de representación o la capacidad de influenciar políticas a nivel federal, cualquier compromiso de un candidato presidencial es como mucho especulativo.
Si es que realmente queremos fiscalizar a Biden y/o líderes en el Congreso federal para que tomen decisiones concretas para Puerto Rico, nos falta una visión política más expansiva y que sea de carácter diaspórica. Lamentablemente muchos líderes políticos en Puerto Rico aún operan de manera insular, sin enfocarse en crear esos lazos con las comunidades puertorriqueñas de la diáspora que están comprometidas con apoyar una mejor calidad de vida para todos los puertorriqueños, tanto en nuestra isla como a través de los EEUU. Nuestro bienestar y futuro como pueblo no se puede atender con firmeza sin antes reenmarcar nuestra identidad política como una diaspórica, en vez de seguir operando de forma desconectada entre los que viven en Puerto Rico y los puertorriqueños de la diáspora. Hagamos causa común con nuestros compañeros y compañeras de la diáspora para empoderarnos más como pueblo, y exigir a nuestros líderes políticos en Puerto Rico que presenten un plan que incluya a la diáspora en sus metas. Así podremos exigir más al liderato político y no hacernos ilusiones de promesas sin peso que salen de Washington.