Por: Luis Ibrahyn Casiano
Desde hace mucho se viene hablando de la necesidad de transformar el Sistema de Salud. Yo, al igual que muchos he defendido la necesidad de instaurar un Sistema Universal con pagador único, el gobierno. Esto como medida para canalizar los servicios partiendo del Derecho y cerrando la brecha que comercializa el sistema, que imparte y decide lo que desde lo económico es conveniente para tratar una enfermedad.
Sin dudas, esta es una forma necesaria y urgente para hacer accesible y democratizar lo que por derecho le corresponde recibir a la ciudadanía. Sin embargo, muy poco se habla de la fórmula integradora de lo que sería ese nuevo Sistema Universal de Salud. El cual va más allá del pagador único, porque reconoce la necesidad de que todos los componentes salubristas se vean de forma tal que propicie un encuentro diseñado para tratar al paciente. Por ejemplo, los Trabajadores Sociales muchas veces experimentamos la situación de tener participantes que necesitan servicios de salud generales o especializados sobre un a condición física, y a la vez alguno de índole relacionado a la salud mental, conductual y emocional. Esto, al ser atendido como situaciones aisladas no permite que el paciente sea observado desde su ser holístico.
Es por eso, entre tantas otras situaciones que pudieran incluir decenas de escenarios sobre la salud y los servicios que deberían ofrecerse de forma integral, más accesible y menos distante; aspectos que se deberían tomar en consideración en esa transformación profunda del Sistema de Salud. Las situaciones de salud no van exclusivamente ligadas al deterioro físico (biológico), sino, que están estrechamente ligadas a las condiciones de vida de nuestro pueblo, que van desde la alimentación, su nivel socioeconómico y sus capacidades diversas para emprender caminos hacia la resolución de sus conflictos, como dentro de la búsqueda de su felicidad.
Ante esto, es que urge a todos(as) los que aspiramos al poder político, a examinemos con detenimiento lo que hoy tenemos como sistema salubrista, el cual es muy poco preventivo y es muy reactivo para diagnosticar, patologizar y medicar sin observarse de forma integral con un componente multidisciplinario que comprenda al ser más allá del diagnóstico. Para que vea a la persona como parte de un todo en contantes luchas por la preservación de su vida en un modelo que hasta hoy, está diseñado para que aprendamos a sobrevivir dentro de la sociedad con el peso de un diagnóstico y no a vivir partiendo de la compresión del ser mismo, de sus etapas y oportunidades. Hagamos la diferencia, pensemos en el todo…