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¿Dónde está mi pan y café?
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¿Dónde está mi pan y café?

Por: Dr. Howard Caro López 

Me llamó la atención una noticia esta semana donde el vicepresidente de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos (MIDA), declaró que debido a la pandemia, en los supermercados en Puerto Rico se han escaseado algunos productos, explicando que esto se debe a que las empresas globales están limitando la variedad de productos. De por si no me chocó leer esto debido a que acá en los EEUU eso también se vio en los primeros meses de la pandemia. Pero al hablar con mis padres al otro día, me percaté de que la escasez de alimentos era significativa, al contarme que varias veces al pedir la compra por entrega, solo le llegaba la mitad del pedido, y que mis familiares en Lares también han pasado por lo mismo. Este problema también se evidencia en el debate que se dio durante los primeros meses de la pandemia de abrir o no los comedores escolares para alimentar estudiantes. 

Ante esta noticia, me pareció importante usar este periodo previo a las elecciones en noviembre para examinar problemas sociales que para mí y tal vez mucho de nuestros lectores de La Voz Digital PR sean de gran importancia en su día a día. Aunque temas como el estatus, la transparencia política, la seguridad pública y sociales son áreas críticas que todos los candidatos deben tocar en sus propuestas, también hay temas críticos como el acceso a la alimentación básica que para muchos otros son aún más inmediatos. 

El problema de la inseguridad alimentaria lamentablemente es algo que lleva años desenvolviéndose en Puerto Rico, y ahora agudizado por la multitud de los desastres recientes. Catedráticos como la Dra. Uriyoán Colón Ramos, notan que esto representa una crisis de salud pública debida a la alta dependencia de la isla en alimentos importados, y que aporta a la insuficiencia nutricional. 

¿Cómo fuimos de una sociedad con un sector agrícola notable a una donde escasean los alimentos? Podemos identificar algunos factores principales que han contribuido a la inseguridad alimentaria, uno de los principales es la política de industrialización agresiva impulsada por el gobierno de Estados Unidos (EEUU) y el gobierno de Puerto Rico durante del siglo XX. Si bien es cierto que esta política creó nuevas oportunidades de empleo e impulsó la expansión de la clase profesional en Puerto Rico, esta vino a costo de un descenso en la agricultura, según muchos se trasladaban a otros sectores. 

Un segundo factor es una política de urbanización y planificación caótica que redujo dramáticamente el terreno disponible para la actividad agrícola. Estudios hechos por el Servicio Forestal federal, hace aproximadamente una década atrás estimaron que ya para ese tiempo más del 40 por ciento del terreno en la isla era de carácter urbano, con otro porcentaje significativo compuesto por terrenos protegidos o escabrosos, dejando un porcentaje bajo disponible para la agricultura. 

A esto le podemos agregar un tercer factor, que es la globalización de la agricultura comercial, que ha transformado la forma en que la sociedad procura su comida. Hoy en día es más común que tus verduras, carnes y otros productos básicos vengan de otra parte del mundo, a través de la cadena logística. En países con más agricultura doméstica la dependencia en procurar comida de esta forma es menos, al poder producir los alimentos básicos para la población. Sin embargo, a consecuencia de los otros factores, hoy en día el 80 por ciento de los alimentos en Puerto Rico son importados, incluyendo nuestro querido cafecito matutino, según un estudio en el 2018 del Colegio de Contadores Públicos Autorizados. 

Después de María y ahora en el 2020, nuestro alto nivel de dependencia en la importación de alimentos nos hace vulnerables a grandes estragos cuando eventos inesperados interrumpen la cadena logística. Las consecuencias que tiene la inseguridad alimentaria en la nutrición y salud pública (incluyendo el mismo estrés de no procurar alimento) son claras. Esta situación también impacta la actividad económica local, al tener que importar más comida, encima de las oportunidades de crear empleos agrícolas a nivel local. 

La comida es lo que yo, junto a mis colegas con los que he trabajado en apoyar esfuerzos comunitarios en Puerto Rico, vemos como uno de los temas universales para el bienestar humano. Atacar la crisis de inseguridad alimentaria debe de estar bien arriba en la lista de prioridades para la próxima administración gubernamental, y representa una oportunidad no solo para mejorar la salud pública de los puertorriqueños sino también estimular la economía local y aliviar el bolsillo de cada familia. Nos urge fomentar políticas que, en colaboración con líderes comunitarios, agronomistas y agricultores, aseguren que Puerto Rico se encarrile a la soberanía alimentaria.