Por: Aracelys Otero Torres/ Relacionista Lic R53
La prensa es responsable de informar sobre temas a nivel político, económico y social que merecen atención. Somos los relacionistas, facilitadores para que los periodistas tengan la información que necesitan. Además, somos los responsables de orientar a nuestros clientes para atender las demandas de los periodistas y para que el intercambio se haga con respeto.
Para lograr informar de manera objetiva, los periodistas deben cumplir con su rol de manera imparcial y respetuosa. Esto garantiza el trato justo y equitativo de la información que se comunica. Ese ejercicio debe ser inteligente, de apertura y que garantice la transparencia y la veracidad. Bajo ningún concepto se debe limitar o restringir la libertad de prensa. Un portavoz no puede, ni debe, limitar el acceso a la información al cual tienen derecho los medios de comunicación. Los relacionistas debemos velar para que se garantice ese acceso a la información en todo momento.
En los últimos meses el país fue testigo de momentos en los que altos funcionarios gubernamentales, de manera abrupta e irrespetuosa, concluyeron ruedas de prensa y entrevistas con los medios solo porque se molestaban con las preguntas realizadas por algún periodista. Vídeos muestran cómo funcionarios tratan de manera irrespetuosa a periodistas. La gobernadora concluyó un encuentro con los medios porque se le preguntó sobre la investigación que lleva la Oficina del Panel sobre el Fiscal Especial Independiente (OPFEI) en su contra.
Es deber de la prensa investigar, indagar y conocer sobre los temas que son importantes para sus públicos. Los funcionarios gubernamentales tienen la obligación de ofrecer las respuestas necesarias. Entre ambos debe imperar el respeto. Los periodistas deben preguntar a los funcionarios de manera respetuosa y los funcionarios deben contestar de igual forma.
Denotar molestia, dar por concluidos encuentros de manera abrupta, insinuar faltas de respeto por parte de los periodistas, negarse a contestar preguntas sin base para ello, podría representar, en la opinión pública, que el portavoz oculta información, engaña o miente. Un portavoz, más aún si es un funcionario de gobierno con un alto rango, debe demostrar que es ecuánime, controla sus emociones, es honesto y respetuoso. Demostrar lo opuesto atenta contra su imagen y la imagen del cargo que ostenta.
Tanto la prensa como los portavoces deben guiarse por valores éticos y principios coherentes, íntegros, objetivos e imparciales. Cuando se le preguntó a la gobernadora sobre la investigación que lleva la OPFEI en su contra debió contestar las preguntas sin molestarse. Decir y cito: “Yo no voy a prestar ningún tipo de atención ni voy a hablar a nada que tenga que ver con el FEI. Yo voy hablar de lo que es importante para el país como el Covid, el cierre del aeropuerto…”, fue incorrecto y desacertado. Tratar de dictar o manipular la información pública para que el medio publique lo que ella quiere es incorrecto y atenta contra la función del periodista. Somos los relacionistas los llamados a velar para que el respeto impere en los intercambios entre portavoces y la prensa.
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