Por: Dr. David Flores Torres, DC
El embarazo es la etapa más importante del desarrollo humano. Es por esto que la madre y el bebé deben tener una salud óptima libre de interferencias para que el cuerpo pueda trabajar al 100 por ciento.
En el embarazo la mujer experimenta muchos cambios físicos, químicos y emocionales que pueden causar interferencias en el sistema nervioso y así el cuerpo no trabajar en su máxima expresión. Esos cambios ocurren durante el periodo de gestación y se extienden hasta después del parto.
Durante el periodo de gestación el peso de la madre aumenta, su centro de gravedad cambia, y en consecuencia hay una compensación postural. Allí es cuando la pelvis se desalinea, reduciendo la cantidad de espacio disponible para el bebé que está en completo desarrollo. Esta restricción se llama restricción intrauterina. Una pelvis desalineada y en contracción hace difícil al bebé entrar en la mejor posición posible para el nacimiento.
Gran parte de la población desconoce cuán importante es el cuidado quiropráctico en las mujeres embarazadas, en especial el uso de la técnica Webster. Dicha técnica, descubierta por el Dr. Larry Webster, fundador de la Asociación Quiropráctica Pediátrica Internacional, es un ajuste específico y sutil que provoca que la pelvis de la mujer se relaje y pueda expandir para que el bebé tenga el espacio adecuado de moverse y posicionarse mejor para el parto.
El cuidado quiropráctico, durante el embarazo, es una pieza fundamental tanto para la madre como para el bebé y ayuda para que el parto sea uno más llevadero y placentero. De hecho, existen estudios en los que se demuestra que 7 de cada 10 mujeres embarazadas que reciben cuidado quiropráctico han notado cambios positivos y un aumento en su bienestar y calidad de vida.
El cuidado quiropráctico le brinda ambos un desarrollo completo y les permite tener una salud óptima. Además, ayuda grandemente aliviar el estrés y las tensiones de los músculos y ligamentos, reduce en un 50 por ciento los dolores de espalda baja y cuello, incrementa la habilidad de poder manejar el estrés mental y emocional, incrementa la energía del cuerpo, ayuda a mejorar la postura y a tener un parto menos estresante y de menos duración.