Por: Jorge F. Muñoz Bibiloni, MD / Neurólogo pediátrico y neurofisiólogo
Estas Navidades esperamos sean unas tranquilas debido a la continua presencia de una pandemia que ha trastocado nuestras vidas por casi dos años. Las tradiciones que nos unen en esta época incluyen también algunas actividades que afectan a personas dentro de nuestra comunidad. La pirotecnia es parte de una tradición que afecta, y muchas veces involucra directamente a nuestra población pediátrica. Es una actividad peligrosa que puede causar traumas y quemaduras severas anualmente. El impacto del sonido que genera la pirotecnia en nuestros niños, ancianos, y mascotas es inmenso y puede ser abrumador para muchos.
El trastorno de procesamiento sensorial es una condición mediante la cual la persona percibe su ambiente de una manera alterna dado a una alta y/o baja sensibilidad a estos estímulos sensoriales. La manera en que algunos niños procesan, y luego manejan una situación abrumadora puede ser desafiante para aquellos que no pueden accesar fácilmente las herramientas para manejarlo. Esto puede desencadenar en conductas maladaptativas en su entorno que queremos poder ayudar a disminuir. La pirotecnia puede ser un gran estresor en niños que tienen problemas de procesamiento sensorial. Estos niños perciben su ambiente con una sensibilidad mayor que otros participantes de las celebraciones.
La hiperacusia, por ejemplo, se refiere a la manera negativa o exagerada que responden algunas personas a los estímulos auditivos que para otros pueden ser típicos. Los intensos sonidos que genera la pirotecnia pueden causar que la estabilidad emocional de estos niños se afecte por ser demasiado fuertes Estos sonidos pueden ser detonantes para convulsiones en pacientes con epilepsia y pueden provocar ataques de pánico, agresividad y ansiedad.
Cuando los exponemos a días largos, cargados de emociones altas y bajas, y actividades que los cansan, es común ver cambios emocionales durante algún momento del día. Podríamos ver problemas en comportamiento que se generen ya que en algunos niños la sobre estimulación está asociada a dificultades en percibir su ambiente sensorial.
Podemos buscar maneras de ayudarlos en estos días anticipando a qué cambios se podrían exponer. Anticipamos que pueden pasar un día con cambios en su rutina diaria, exponiéndose a situaciones nuevas y/o personas atípicas en su día a día. El aumento en actividad física, a estímulos sensoriales táctiles que no le agradan como la arena, la grama o exceso de exposición al sol. El cambio en dieta con mucha azúcar en dulces o exceso de comida también puede exacerbar estos comportamientos.
Tener frutas, comidas o meriendas saludables, y estar pendientes a su hidratación y protección solar son importantes. Proveerles un área fresca, y descansos con variedad en actividades activas y pasivas puede ser un alivio. Si reconoce que su hija/o a veces necesita tiempo para estar a solas, provéaselo para que descanse del sobre estímulo. Manténgase atento a los cambios en comportamiento o ánimo durante el día y acorte el tiempo en la actividad si lo ve necesario. El uso de audífonos, o el uso de gafas si se exponen a las luces intensas de la pirotecnia pueden ayudar. Pasar esos días festivos en un lugar alejado del ruido excesivo es ideal. A veces lo mejor es no exponerlos, y menos aún, obligarlos a exponerse a algo que les da miedo o causa mucha ansiedad.
Comuníquese con su comunidad y sus vecinos si su hija/o necesita apoyo sensorial relacionado a la pirotecnia. Pídales apoyo ya que es una temporada difícil que puede afectar la estabilidad emocional y física de su hija/o. Pedir que se hagan actividades más cortas, disminuir el uso de la pirotecnia y escoger pirotecnia que no haga ruidos altos o que explote, puede traer una temporada navideña más tranquila para todos.