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El derecho y la lucha del pueblo

No soy amigo ni colega del televisor, pero hace días que le hago compañía. ¿Será la falta de playa, la caminata por las veredas del Bosque Estatal de Susúa en Sabana Grande, o un exquisito arroz con pollo entre amigos y familiares? ¡No lo sé! Pero definitivamente que algo se infiltró en mi pensamiento. 

En ocasiones así donde el ánimo no me alcanza para hacer ejercicios, me acuerdo del siguiente libro: “La Lucha por el Derecho” de R. Von Ihering publicado en el 1881.

Así como lo ajeno de ver televisión, Von Ihering describe, que mayormente, el derecho es ajeno a la realidad de un pueblo. Esta se cultiva en la representación de las instituciones sociales, políticas y religiosas. Por ende, el derecho es una subjetividad institucional que se adopta como un derecho personal.

Von Ihering no define exactamente qué es el derecho. El autor plantea que el derecho es una contradicción de eventos completamente inseparables. Una antítesis entre la lucha y la paz; la paz siendo el término del derecho y la lucha el medio para alcanzarlo. Dentro de este camino intelectual, Von Ihering, claramente explica que todo derecho en el mundo fue impuesto por la lucha de aquellos que no aceptaban el status quo y la justicia es la balanza entre la fuerza bruta y un derecho inexistente.

Ha pesar que diariamente estudio el derecho, sentado, derecho y hasta caminando, Von Ihering continúa diciendo que el derecho no es algo personal, pero sí el trabajo de todo un pueblo. Un trabajo sin descanso, ya que tenemos la obligación de mantener el derecho sobre la Tierra. En esta esfera, el autor contrasta que el derecho ganado sin esfuerzos es como algo regalado que fácilmente se puede olvidar. Mientras nadie olvidará ni despojará el derecho a un pueblo cuando éste, así como una madre, han derramado sangre por lo suyo.

A pesar de que esta columna es solo mi resumida interpretación del libro que permanentemente reside en el escritorio y leo en momentos letárgicos, concluyo con la siguiente cita:

Resistir a la injusticia es un deber del individuo para consigo mismo, porque es un precepto de la existencia moral; es un deber para con la sociedad, porque esta resistencia no puede ser coronada con un triunfo [individual], más que cuando es general . . . No siempre es la estética, sino la moral quien debe decirnos lo que es la naturaleza del derecho.

¡A luchar por nuestros derechos, ya sea derecho, sentado y hasta caminando!

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