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PUR en las Olimpiadas de baloncesto masculino

Por: Oscar Ruiz

El 7 de julio, bajo aproximadamente 18 mil personas en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, Puerto Rico (PUR) sorprendió a Lituania 79-68 para clasificar y ponchar el último boleto a las Olimpiadas de Paris. La alegría fue palpable tanto de los jugadores como la fanaticada y el gerente general del equipo, Carlos Arroyo, luego de clasificar por primera vez a unas Olimpiadas desde el 2004, cuando Puerto Rico terminó entre los mejores ocho equipos en Atenas. Esa noche causó tanta sorpresa que el Baloncesto Superior Nacional no tenía un plan de contingencia en caso de la Selección clasificar.

Por varias semanas, nuestro pueblo se desbordó de alegría y entusiasmo ante la expectativa de poder competir en el torneo aunque estuvieran Serbia (Subcampeón Mundial 2023) y Estados Unidos (EEUU) en el mismo grupo. También pudimos ver de primera mano en el Reprechaje efectuado en la isla cómo Puerto Rico, que cuenta en su plantilla con un solo jugador de la NBA en José Alvarado y otros grandes jugadores como Tremont Waters y George Conditt, logró vencer a dos potencias europeas como Italia y Lituania. Incluso, se logró apreciar a nuestra escuadra competir de iguales por momentos con otros equipos de calibre mundial en varios juegos preparatorios como antesala del escenario olímpico.

Luego de una fuerte arrancada con destellos de lo protagonizado en el Repechaje semanas antes, dicho positivismo reventó en un parpadear de ojos y nos hizo entrar en contacto con la realidad de inmediato ante Sudán del Sur. Durante el juego contra los africanos, que era el que mayor oportunidad nos brindaba de salir por la puerta ancha, fuimos dominados ampliamente en la segunda mitad, mientras en los siguientes dos partidos, contra Serbia y EEUU, cogimos dos palizas. Puerto Rico terminó con marca de 0-3 en el Grupo C y lamentablemente en la última posición (12mo) en las Olimpiadas. Después del torneo uno se pregunta cómo esto terminó tan mal de manera tan repentina. Hay varias razones por la cual Puerto Rico tuvo el desempeño que vimos.

Comenzamos con las estadísticas:

Repechaje

Puntos por juego – 89 (primero)

Porciento de campo – 49.6% (primero)

Porciento de tiros de 3PT – 38.8% (primero)

Porciento en tiros libres – 73.7% (penúltimo)

Métrica de eficiencia – 104 (tercero)

Olimpiadas

Puntos por juego – 76 (último)

Porciento de campo – 37.3% (último)

Porciento de tiros de 3PT – 31.7% (penúltimo)

Porciento en tiros libres – 60.5% (último)

Métrica de eficiencia – 71.3 (último)

Ya que tenemos los números y sabemos cómo nos fue en comparación con los demás equipos, corresponde explicar las razones del contraste marcado entre el desempeño de PUR en el Reprechaje y en París.  Hay varias teorías que explican la situación. Primero, nuestro equipo jugó en el grupo más fuerte compuesto por EEUU, Serbia y Sudán del Sur. EEUU fue el medallista de oro; Serbia se agenció de la medalla de bronce, liderado por su estrella y tres veces Jugador Más Valioso (MVP) de la NBA, Nikola Jokic; y Sudán del Sur simplemente fue un mal “pareo” para los nuestros al ser un equipo alto con muchas destrezas atléticas y longitud, permitiéndoles implantar un juego defensivo con mucha presión sobre la bola e intercambiar pareos defensivos a mitad de cancha. Jugar contra esos equipos en la fase de grupos era cuesta arriba desde el inicio y lamentablemente se evidenció.

La segunda razón por la cual nuestro equipo tuvo un desempeño para olvidar fue nuestra ofensiva. Como podemos ver en los números, Puerto Rico fue el peor equipo ofensivo por un amplio margen. Según la métrica de efectividad ofensiva, terminamos últimos con una puntuación de 71. Japón, el segundo peor según esa métrica, tuvo una puntuación de 86.3. En otras palabras, la diferencia entre los nuestros y los demás según dicha métrica fue abrumadora. En los números destacados anteriormente, Puerto Rico finalizó en la última posición en puntos por juego, porcentaje de campo, tiradas libres y penúltimo en porcentaje de tiros de tres puntos.

Para ganar en el baloncesto moderno, si un equipo no anota en intentos de tres puntos las posibilidades de salir por la puerta ancha se reducen significativamente. El mejor ejemplo se vio contra EEUU. El tema más controversial en ese equipo fue el porqué su dirigente Steve Kerr apenas logró utilizar a Jayson Tatum, el mejor jugador del actual campeón de la NBA y miembro del primer equipo Todos Estrellas las pasadas tres temporadas con los Celtics de Boston, durante el torneo. La razón principal es que nunca encontró su rol en el equipo y tampoco logró conectar en sus disparos a distancia, lanzando solo para un 38% en tiros de campo y sin lograr atinar un solo canasto de tres puntos en todo el torneo, fallando los cuatro intentos realizados detrás del arco. El entrenador de los Warriors de Golden State en la NBA prefirió utilizar a jugadores que son tiradores más certeros a distancia en Stephen Curry, Devin Booker, Kevin Durant, Anthony Edwards, LeBron James y hasta el propio Joel Embiid, quien conectó para un 55% desde el área de los tres puntos en el Bercy Arena de París. Si eso es así con EEUU, imagínense un equipo de poca estatura como Puerto Rico. Por eso era imperativo anotar a distancia y lanzar bien desde el tiro libre para compensar por la falta de estatura y carencia de juego ofensivo en el área de la pintura. Al no ocurrir eso, fue una receta desastrosa en la fase ofensiva.

¿Por qué nuestra ofensiva fue tan mala en las Olimpiadas? En primera instancia habría que destacar la calidad de las defensas de los oponentes. En el Reprechaje, Alvarado y Waters utilizaron su velocidad para romper la primera línea de defensa de equipos como Italia y Lituania. Al desarticular la misma, eso ayudó a que los demás jugadores perimetrales tuvieran tiros más abiertos y los hombres grandes, principalmente Conditt e Ismael Romero, tiraran solos cerca del canasto. Además, nuestros bases iniciales pudieron anotar de manera efectiva a distancia.

En las Olimpiadas, fue otro cantar. La estrategia principal de los equipos contrarios fue doblar a cualquiera de los manejadores de bola -entiéndase Waters o Alvarado- después de pasar la mitad de cancha para forzar a los otros jugadores a crear jugadas. Jugadores como Isaiah Piñeiro, Romero y Conditt se vieron vulnerables al carecer de las destrezas necesarias para crear ofensivamente y nuestro equipo no logró mover el balón por aire de manera altruista y efectiva como los europeos. Además, los hombres grandes no anotan a larga distancia y eso hace que el jugador que dobla a Alvarado y a Waters no tenga que preocuparse por el jugador que marcaba.  Un buen ejemplo ilustrativo es el equipo de EEUU. Cuando doblan a Curry en el “pick and roll”, el jugador que hace la cortina tiende a ser Embiid o Durant. Si eres un jugador defensivo, tienes que pensar en intercambiar defensa para marcar a Curry una contra uno o ser más agresivo en el marcaje y dejar solo a Durant o Embiid. Con Puerto Rico el panorama es mucho más complicado ya que el jugador que hace la cortina es Romero o Conditt. Ninguno de los dos es suficiente amenaza a distancia para lograr que la defensa pague el precio por doblar a Alvarado y a Waters. Eso logró que la ofensiva boricua se estancara, forzando a nuestros jugadores a tener que lanzar intentos de campo de alta dificultad y bajo porcentaje, incluyendo Alvarado y Waters. En dos de los partidos (Sudan del Sur y EEUU) arrancamos bien porque nuestros dos jugadores principales comenzaron calientes anotando de tres. Puerto Rico comenzó alante 28-20 contra Sudan del Sur y 29-25 contra EEUU. Más tarde en los partidos, las defensas juegan con mayor intensidad y ahí es que comenzaban los problemas.

Otro de los obstáculos que confrontó nuestra Selección en todo el torneo fue la falta de estatura y fuerza en el bloque, lo cual ha sido un problema a través de los años, principalmente desde que se retiró el centro José “Piculín” Ortiz. Los oponentes lograron imponer su juego en el bloque cogiendo muchos rebotes ofensivos y anotando con cierta facilidad. Por ejemplo, Puerto Rico fue superado en rebotes 54-24 (16-9 en rebotes ofensivo) y 62-22 en puntos en la pintura contra Serbia. Este tema fue clave en la derrota contra Sudan del Sur, ya que también fuimos superados en los rebotes 55-37 (18-10 en rebotes ofensivos), 24-2 en segundas oportunidades y 40-28 puntos en la pintura. Para compensar por la falta de estatura, todos los jugadores suelen ir en manada a coger rebotes “crash the boards”, creando un problema en la transición defensiva. El equipo que mejor atacó esa debilidad fue Serbia. Esa estrategia fue implementada desde el comienzo, lo cual ayudó a crear una amplia ventaja desde el primer periodo.

A pesar de que Puerto Rico no tuvo un buen desempeño en las Olimpiadas, hay cosas positivas que destacar de este ciclo Olímpico. Primero que todo, Puerto Rico mejoró su “ranking” de FIBA subiendo a la posición número 14. De igual modo, demostró que puede competir con cualquiera cuando cuenta con sus mejores jugadores. Nuestra Selección no le había ganado a un equipo europeo en casi 20 años previo a las victorias frente a Italia y Lituania. Este equipo juega intenso y defiende mucho. No recuerdo una versión de la Selección que defienda tanto como este equipo. Tener a Nelson Colón como dirigente ha resultado ser un nombramiento acertado. Es un dirigente con mucho conocimiento y humildad que ha logrado impartir estabilidad al grupo y manejar de manera efectiva las distintas personalidades. Pero si Puerto Rico pretende mantener o superar el nivel actual, la clave será Carlos Arroyo. Es de suma importancia poder reclutar y que los jugadores tengan el compromiso al igual que la Federación.  Eso está por verse, ya que la Federación no tiene el mejor historial en hacer las cosas bien. Para concluir, el camino para llegar a Paris fue inolvidable, especialmente para los jóvenes que nunca habían visto a la Selección competir en unas Olimpiadas.  Au revoir y veremos qué pasa de aquí a Los Ángeles!

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