Salud

El envejecimiento y cómo afecta la alimentación

Por: Arlene Bolorín Aquino, MPH-G, OTR/L / Terapeuta Ocupacional / Gerontóloga

El envejecimiento es un proceso complejo y multidireccional que presenta variabilidad individual, es decir, que el ritmo en el que envejecemos varía no solo entre las personas, sino también entre los diferentes órganos y sistemas del cuerpo.

Existe el mito de que envejecer es sinónimo de enfermedad. Pero la realidad es que el proceso normal de envejecimiento, o envejecimiento primario, comprende cambios graduales (a razón de un 1% anual) en la función y eficiencia de los órganos de los diferentes sistemas del cuerpo humano. Algunos ejemplos de envejecimiento primario son: disminución en la agudeza visual y auditiva, disminución de fuerza muscular, entre otros. 

Todos los individuos experimentan estos cambios y no están asociados con ninguna enfermedad, discapacidad, o impedimento. El efecto de estos cambios usualmente no tiene implicaciones en la ejecución funcional de las actividades diarias del adulto mayor hasta pasados los 75 años. 

Uno de los cambios relacionados al envejecimiento primario, la disminución en fuerza muscular,  es prevenible a cualquier edad a través de una alimentación sana y balanceada en combinación con otras conductas y estilos de vida saludables que contribuyen significativamente al bienestar y calidad de vida en la vejez.

Por el contrario, los problemas de alimentación en el adulto mayor pueden afectar negativamente su estado de salud y su longevidad. De hecho, las principales causas de muerte y de morbilidad en los adultos mayores en Puerto Rico -enfermedades del corazón e hipertensión- están directamente relacionadas con la alimentación.  

¿Cómo el proceso normal de envejecimiento puede ocasionar problemas en la alimentación? A continuación, se presentan algunos ejemplos:

·        La debilidad en los músculos posturales y los cambios degenerativos en la columna vertebral pueden afectar la capacidad del adulto mayor para mantenerse sentado derecho mientras consume los alimentos lo cual pudiera ponerlo en riesgo de aspiración.

·        El dolor en las articulaciones y la debilidad de las extremidades superiores pueden afectar la habilidad para alcanzar, agarrar y manipular los utensilios como cuchara, tenedor y cuchillo.

·        Los cambios que sufren las estructuras del sistema cardiovascular pueden ocasionar que el adulto mayor no pueda comer sin fatigarse, lo cual puede afectar la cantidad de alimentos que consume.

·        La disminución en la actividad normal de las células nerviosas y sus procesos pueden afectar la sensación y función motora, la coordinación y el tiempo de reacción. Como por ejemplo la habilidad para mover, manipular y agarrar los utensilios, y coordinar los movimientos al llevarse el vaso o el utensilio a la boca. Esto puede provocar derrame de comida y ser una situación incómoda socialmente para el adulto mayor.

·        Los cambios en las funciones sensoriales pueden afectar la forma en que el adulto mayor percibe el olor y sabor de las comidas, por lo que pudiera sentirse satisfecho antes, no consumir porciones apropiadas y recurrir a seleccionar y/o consumir comidas altas en grasa, sal y azúcares para realzar su sabor.

Una evaluación por un terapeuta ocupacional puede ayudar a identificar los factores que afectan el proceso de alimentación y ayudarle a diseñar un plan dirigido a remediar o compensar las dificultades encontradas.

Algunas estrategias para prevenir ciertos problemas de alimentación en los adultos mayores:

•        Realice ejercicios para fortalecer sus músculos y aumentar su tolerancia física. Recuerde consultar con su médico antes de iniciar un régimen de ejercicios.

•        Mantenga una postura adecuada al alimentarse: siéntese en una silla firme con los pies planos en el piso, las rodillas deben estar flexionadas a 90 grados, las caderas flexionadas a 100 grados, el tronco ligeramente flexionado hacia al frente con la espalda derecha, y los brazos sobre la mesa. La cabeza debe estar derecha en línea media y la barbilla ligeramente hacia abajo.

•        Oriéntese sobre el plan nutricional adecuado. Elija alimentos con alto valor nutricional, consulte con su nutricionista de ser necesario.

•        Mantenga rutinas diarias que apoyen la ingesta de tres (3) comidas y tres (3) meriendas saludables.

•        Evite estar todo el día sentado frente al televisor y manténgase activo realizando actividades que favorezcan la agilidad mental como conversar, armar rompecabezas, hacer palabragramas, participar en clubes de lectura y en grupos de ejercicios, practicar algún deporte, entre otras actividades para adultos mayores.

•        Añada especias como ajo, recao, cilantrillo, entre otras a las comidas para realzar su aroma y sabor. Evite añadir sal a los alimentos.

•        Procure consumir sus alimentos en compañía de otros.

•        En caso de presentar dificultades en la atención que afecten el que termine de alimentarse en un tiempo razonable, considere disminuir los estímulos ambientales como por ejemplo apagar el televisor mientras se alimenta, ubicarse en un área de la casa donde no haya mucho tráfico de personas, entre otros.

•        Consulte con su terapeuta ocupacional como puede adaptar los utensilios o el ambiente.

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