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La crisis del Partido Nuevo Progresista

El Partido Nuevo Progresista (PNP) enfrenta una crisis tras el arresto del exalcalde de Cataño, Felix “El Cano” Delgado y el exalcalde de Guaynabo, Ángel Pérez Otero, por actos de corrupción pública. Fue el Negociado de Investigaciones Federal (FBI, por sus siglas en inglés) quien dió a conocer públicamente lo ocurrido.  Tras estos casos, se dice, en las próximas semanas, más personas relacionadas a la política del país pueden ser arrestadas.

Las vacantes en las poltronas municipales representan otro problema para el PNP ya que entre los candidatos que pudieran aspirar figuran legisladores estatales, lo que supondría nuevas vacantes.  De igual forma, expone al partido a una guerra interna por asumir el liderato en dichas alcaldías.

Mientras, el país continúa asombrado por los escandalosos actos de corrupción que incluyen contratos millonarios y el recibo de miles de dólares por parte de los implicados.  Fotos y vídeos en las cuales se observan al exalcade de Guaynabo recibir dinero de un contratista invadieron las redes sociales.

Esto además de lacerar la confianza del país en sus líderes agudiza la desconfianza de quienes militan en el PNP.  Los escándalos se suman a los del exgobernador del PNP, Ricardo Rosselló Nevares, al de la exsecretaria de Educación, Julia Keleher, la fallida compra de pruebas de Covid por Juan Maldonado, a los del expresidente de la Comisión Estatal de Elecciones, Rafael Ramos Sáenz, quien terminó desaforado y al atropellado intento del gobernador, Pedro Pierluisi, en ocupar el puesto del entonces gobernador, Ricardo Roselló.

Desde la perspectiva de las relaciones públicas, el PNP tiene un largo camino por recorrer para lograr cambiar la percepción del país sobre la corrupción que, por los pasados años, los toca directamente.  Es inevitable que esa percepción afecte también la imagen del gobernador y legisladores.  

Lo ocurrido debe servir de experiencia para los otros cuatro partidos. Estos también se ven afectados por lo que le ocurre al PNP. Desde ya cada uno debe implementar acciones correctivas y medidas preventivas para atajar la corrupción en el país.  Al parecer las leyes y reglamentos son insuficientes a la hora de evitar el mal manejo de los fondos públicos.

Sin duda, el PNP tiene que recuperar la confianza de sus seguidores así como del resto del pueblo.  ¿Qué si será cuesta arriba? Claro. El país lleva décadas escuchando y viendo cómo funcionarios gubernamentales son acusados, arrestados y encarcelados por actos de corrupción, muchos de los cuales marcaron la historia del país. 

Identificar nuevos líderes, establecer armonía entre lo que se dice y lo que se hace, incluir adiestramientos personalizados para los aspirantes y candidatos, son algunas sugerencias para los planes de manejo de crisis de los partidos.  El PNP tiene la responsabilidad de evidenciar con hechos una transformación abarcadora y genuina que demuestre su intolerancia ante los actos de corrupción.  De igual forma, debe reevaluar los mecanismos, controles, procesos y protocolos en las agencias para lograr mayor transparencia.  Cual sea la estrategia para lograr salvaguardar su imagen deben centrarse en recuperar la confianza del pueblo.

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