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A machete terminaremos con la corrupción

Desde el presidente de un país hasta el burócrata que limpia las calles del pueblo, la corrupción es una enfermedad pública que ataca diversos niveles gubernamentales. No obstante, la semana pasada vimos caer otro grupo de políticos puertorriqueños que honorablemente juramentaron proteger y defender la constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico ante las garras de esta enfermedad pública. El alcalde de Cataño, Félix Delgado Montalvo, renunció al escaño municipal antes de declararse culpable por conspirar y sobornar con programas federales y por utilizar los foros interestatales, calles, carreteras, aceras, aviones, etc., para él perpetuar sus crímenes. Similarmente, el alcalde de Guaynabo, Ángel Pérez Otero, también tuvo una noche detenido al ser acusado por crímenes de conspiración, solicitación de soborno, extorsión y presentó su renuncia ante el escaño municipal.

 Esto no es la primera vez que ocurre. Los libros de historia que no se leen en la escuela cuentan que Luis Muñoz Marín le comunicó a los puertorriqueños que Puerto Rico tendría una libertad dentro de una relación única entre Puerto Rico (PR) y los Estados Unidos (E.E.U.U.) . Pero los hechos históricos desmascararón lo antedicho. Los Estados Unidos han seguido controlando el comercio interestatal de Puerto Rico, y tienen el poder de hasta vender a Puerto Rico a otros países. Y esto es una corrupción legal, ya que antes los ojos de la libertad nacional de los pueblos, el control absoluto que un país ejerce sobre otro es una corrupción política; es una indignación a la libertad nacional de un país.

“Pero Licenciado, la corrupción local en Puerto Rico esta separada de la situación política entre Puerto Rico, por ende, esto es disimilar;” algunos dirán. De acuerdo con la Real Academia Española (RAE) la corrupción es una acción y efecto de corromper; alteración de un libro o escrito; vicio o abuso a las cosas no materiales; la utilización de medios u funciones públicas para provecho de sus gestores.

En nuestro querido Puerto Rico, el sistema político subordinado corroe la determinación de muchos a crear un país libre e independiente. El partido anexionista y estadolibristas han creado una propaganda de “sin los Estados Unidos no podemos vivir; necesitamos el dinero americano para nuestra subsistencia.” Y con esta falsa retórica, estos miembros políticos corroen la acción de Puerto Rico a su libre determinación, y continúan subordinando el efecto de las leyes, política e intereses de los puertorriqueños a un país que hace más de 120 años que lo invadió. También estos llamados honorables perpetúan una alteración a la escritura de nuestra historia nacional que solo los países libres e independientes disfrutan y trabajan entre si para proteger sus intereses nacionales e internacionales. También este sistema político es un abuso a la libertad de un país, ya que al igual que el derecho de a libertad personal e intelectual, la subordinación de los materiales, recursos e intereses de Puerto Rico es un vicio y abusos que algunos países le imponen a otros. Y es por esto que la corrupción se fundamenta en el status político de Puerto Rico; que muchos políticos reconocen, pero temen en decir “basta.”

Tenemos que decir basta ya, de la corrupción política, legal, ,económica y partidaria que existe en Puerto Rico. Al árbol enfermo se le remueven las raíces, y de raíz tenemos que terminar esta deshonra a nuestro Puerto Rico.

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