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Por: Lolimar Gómez Torres
Si bien es cierto que el año 2020 Puerto Rico vivió momentos críticos, los puertorriqueños ponen todas sus esperanzas en que el nuevo año traiga un panorama distinto al vivido por los pasados meses.
El 2020 estuvo plagado de momentos desagradables y el panorama pintaba poco alentador. Si nos remontamos a enero, comenzamos el año enfrentándonos a momentos significativos que marcaron nuestra historia. El más trascendental el COVID 19. Lo que todo el mundo esperaba que fuera cuestión de meses para que todo regresara a la normalidad, ya ha transcurrido casi un año desde que comenzó la emergencia por la pandemia en nuestra Isla. Lo que marcó un suceso sin precedentes en Puerto Rico y el mundo entero. Y es que jamás nos imaginaríamos que nos enfrentaríamos a un enemigo silente que cobraría la vida de sobre mil personas hasta el momento (Puerto Rico) y que cambiaría completamente nuestro estilo de vida. Así mismo, afectaría la economía y el desempleo alcanzaría cifras alarmantes.
Arrancamos en enero con un terremoto que sacudió a Puerto Rico, siendo los más afectados los pueblos del suroeste. En Puerto Rico hacía más de un siglo que no ocurría un sismo que dejara pérdidas millonarias, personas sin techo y el daño emocional provocado por la incertidumbre de lo que podía ocurrir. Todo ello, llevó al gobierno a declarar un estado de emergencia.
A este evento se le sumó, a mediados de ese mismo mes, la indignación que reinaba en Puerto Rico, tras la aparición de un almacén repleto de suministros que nunca llegaron a mano de los necesitados durante el huracán María. Enero de este año parecía no tener fin. Muchos lo llegaron a calificar como “el mes más largo de la historia”. Terremotos, nuevas enfermedades, rumores de guerra era el preámbulo de lo que se esperaba. A solo un día que culminara el mes de enero, la Organización Mundial de la Salud declaró como una emergencia mundial el brote del coronavirus. Fue entonces en marzo que llegó a nuestra Isla el mortal virus. Al principio de esta odisea se pensaba, que los ancianos eran la población en mayor riesgo, sin embargo cientos de jóvenes han perdido la vida. En ese mismo mes decretaron un cierre total en Puerto Rico. Sin duda, la vida nos cambió de un día para otro. Muchos perdieron sus empleos, negocios no soportaron el golpe y se vieron obligados a cerrar sus puertas. Las solicitudes de desempleo no daban abasto. Las ayudas económicas no llegaban. Reinaba la desesperación entre la ciudadanía. El panorama era otro. Poco a poco fuimos a acostumbrándonos a vivir con la sombra del coronavirus. Nuestro lugar de vivienda poco a poco se convirtió en lugares de trabajo y salón de clases. No quedaba de otra, había que buscar la manera de reinventarse en medio de la adversidad. Como dice el refrán; “lo que no mata, te fortalece”.
Hoy, el panorama no es muy distinto. La única diferencia es que aprendimos de alguna manera a vivir con el COVID. Pero no todo es malo, al parecer hay una luz al final del camino. La vacuna pudiera estar a la vuelta de la esquina. Veremos si el 2021 comienza diferente y la vacuna trae la posibilidad que retomemos nuestro estado normal en el que vivíamos antes de la pandemia.