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Por: Lolimar Gómez Torres
El verano del año 2019 fue una fecha que quedó marcada en nuestra historia como pueblo. Fue el 13 de julio de ese mismo año, el inicio de una jornada que mantuvo al País en un estado de protesta permanente durante casi dos semanas. Tanto así, que por primera vez en la historia un gobernante se vio forzado a renunciar por la presión de los ciudadanos. Ello en repudio a la filtración de un chat en los que se mostraban memes , burlas, comentarios soeces y homofóbicos en contra de los adversarios políticos y del pueblo en desgracia.
En ese momento la indignación de los puertorriqueños se dejo sentir. Reinaba el resentimiento y la falta de confianza en el partido del poder. Todo parecía indicar que esa indignación se traduciría en un voto de castigo para quienes en ese momento ¨se habían burlado del País¨. Se suma a lo anterior, el manejo gubernamental improvisado e irresponsable de la situación pandémica por la que atravesamos, unido al final de la jornada electoral al escándalo de jugosos salarios devengados por empleados de nuestros legisladores, producto de lo que se conoce como kick back entre estos y legisladores del partido gobernante, lo que produjo arrestos por parte de las autoridades federales. Además de las investigaciones en curso.
Como si lo anterior no hubiese sido suficiente, la gestión en Estados Unidos de una gobernadora ausente en nuestra Isla, tras su derrota en primarias en respaldo a la candidatura de un presidente que a todas luces ha sido una afrenta para el pueblo norteamericano. Toda esta secuela de eventos si hubiesen sido evaluados y ponderados por nuestros votantes, sin lugar a dudas hubiese arrojado un resultado electoral de contundente rechazo a la administración gubernamental actual. Queda demostrado una vez más que nuestro pueblo tiene una ¨muy corta memoria¨ que incide en lo que debería ser el mejor porvenir de las futuras generaciones. Tal resultado electoral dejó claramente demostrado que el voto ejercido por fanáticos es el peor enemigo que tiene la democracia participativa.
Pero en Estados Unidos, el escenario no fue el mismo. los electores, cansados de los que muchos consideraban burlas, injusticias y divisiones hacia algunos sectores de la sociedad se unieron y una cantidad de votantes, nunca antes vista decidieron hacer historia al optar por un cambio de gobierno.
Como pueblo debemos analizar la decisión que se tomó en las urnas el pasado 3 de noviembre, cuando a solo dos días de la celebración de los comicios electorales, un legislador reelecto fue arrestado por cargos de corrupción. No permitamos como pueblo que nuestra clase política siga apostando a la memoria corta de muchos.