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Todas las mañanas cientos de cadetes en la escuela para oficiales de la Fuerza Aérea y yo esperábamos en la posición de atención para el saludo rutinario hacia la bandera norteamericana.
En ocasiones, mientras esperábamos inmoviblemente en esta posición militar, un avión bombardero de largo alcance, B-1b, despegaba de nuestra base militar en Dakota del Sur. Con 4 motores produciendo aproximadamente casi 120,000 libras de empuje, como militares de la Fuerza Aérea, nos quedábamos mirando fijamente al horizonte. Al final de ese parapelo “niiiuuurruuuuum” sonido nos preguntaban: “What’s that sound”.
Como fuerza militar disciplinada, en nuestra posición de atención, sin movernos, gritábamos uniformemente “The sound of freedom Sir”.
En retrospección, la milicia manifiesta “el sound of freedom” en diferentes formas. Estas formas van desde la determinación militar de aniquilar al enemigo protegiendo así los intereses del País hasta el sonido de las bombas empleadas para proteger la soberanía gubernamental. ¿Sin embargo, si una máquina voladora militar es el “sound of freedom”, cual es el “sound of freedom” para los no militares?
Como abogado, ahora entiendo que los ciudadanos deben presentar sus quejas ante sus gobernantes y la corte de justicia para tener voz ante ellos. ¿Pero qué más pueden los ciudadanos hacer cuando estos demandan mejores sistemas educativos, reformas judiciales, derechos humanos y civiles, en fin, un gobierno justo, transparente, y los gobernantes continúan ignorándolos? ¿Qué más los ciudadanos pueden hacer para ser escuchados y efectuar un cambio?
Contradictoriamente, cada varios años, la mayoría de la población participa en las elecciones políticas. Acción participativa que toma minutos en completar. Esta mínima contribución es un ejercicio participativo que se olvida fácilmente en el tiempo y el espacio. Si crees que esto afronta tus quejas estás equivocado. Un gobierno no puede reconstruirse con sólo este tipo de participación. El gobierno y las cortes de justicia necesitan ser recordados que los ciudadanos existen. Si el B-1b que volaba sobre nosotros era el sonido de la libertad, entonces demandar la acción de nuestros gobiernos, protestar en las calles y las oficinas gubernamentales y expresar nuestras demandas también son el sonido de la libertad.
Uniformeménte gritemos “the sound of freedom”.