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Por: Aracelys Otero, Relacionista Lic R 53
Mentir y pensar que la prensa es el enemigo principal de cualquier portavoz son ejemplos de algunos errores que, a menudo, se comenten en medio del manejo de una crisis. Esta inexplicable necesidad de mentir, en ocasiones, va de la mano del pensamiento erróneo de que el resultado de decir la verdad sería peor.
La historia demuestra que la verdad siempre sale a relucir. Más aún en escenarios gubernamentales o corporativos en los cuales existen agendas e intereses particulares. Un profesional de las relaciones públicas sabe a consciencia que siempre, y más cuando nos encontramos en medio de crisis, se tiene que decir la verdad. Debemos recordar que el intercambio de la comunicación se basa en la confianza y la credibilidad.
Si tomamos como escenario la emergencia provocada por el coronavirus en Puerto Rico, esa confianza y credibilidad se ve trastocada por la manera en la cual el gobierno maneja la emergencia. Altos funcionarios de gobierno del Departamento de Salud y La Fortaleza, agencias que manejan la crisis en la isla, se encuentran involucrados en escándalos de contratos millonarios con empresas que carecen de experiencia en temas de salud, los cuales, supuestamente, mantienen vínculos políticos con el gobierno de turno, entre otros.
Mientras el país se encuentra encerrado y temeroso de lo que ocurrirá, y de cómo deben cuidarse, las agencias que se suponen garanticen la seguridad física y emocional de los ciudadanos carecen de credibilidad y confianza. Esto debido al manejo de la información y a la percepción generalizada de que mienten, ocultan información y, peor aún, manipulan el mensaje que tienen como obligación informar.
A este escenario se suma la manera en cómo la gobernadora, Wanda Vázquez, así como otros funcionarios reaccionan ante preguntas de periodistas y la forma en cómo despachan los asuntos. Sepan que en cualquier situación es imperativo decir la verdad. El mensaje a comunicar tiene que centrarse en respeto, veracidad y transparencia y con estos principios se deben contestar las preguntas de la prensa. Los periodistas tienen el deber de preguntar y, en este caso, el gobierno tiene la obligación de responder sin que esto signifique que son sus enemigos.
La responsabilidad principal de que se cumpla con los principios mencionados recae, en gran medida, en el profesional de las relaciones públicas. Es ese profesional quien, regido por el Código de Ética de la Asociación de Relacionistas Profesionales de Puerto Rico, debe recomendar y cersiorarse que su cliente diga la verdad en todo momento. Es responsable de que los altos ejecutivos entiendan el rol de la prensa y la responsabilidad que tenemos de enviar mensajes claros y precisos. Son los relacionistas los llamados a orientar e implementar estrategias que fomenten la confianza y credibilidad de su representado ante los públicos. Sin importar las consecuencias, un profesional de las relaciones públicas sabe que la verdad es siempre la mejor estrategia y así lo demostrará mediante sus ejecutorias.