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Por: Lydael Vega Otero / Presidenta / Colegio de Profesionales de Trabajo Social de PR
En días recientes, hemos observado cómo los asuntos relacionados con los celulares y las redes sociales en la niñez y las juventudes han sido foco de discusión pública. Por un lado, el Proyecto de la Cámara de Representantes 179 propone eliminar el uso de celulares en escuelas elementales. Por otro lado, surgió la noticia de un grupo de jóvenes que, supuestamente, respondió a un reto viral en la plataforma de TikTok. Estos asuntos han puesto de relieve la importancia de educar en el uso y manejo responsable de estas herramientas, así como la necesidad de establecer mejores controles y supervisión sobre el uso que nuestros hijos e hijas hacen de las redes sociales.
A su vez, este fin de semana se suscitó un evento que no debemos pasar por alto debido a las implicaciones que tiene para la niñez y las juventudes de nuestro país: incidente en redes sociales entre Ocean Pabón, creador de contenido en el ámbito de los podcasts, y el doctor José Jovin Vargas, esposo de la Gobernadora.
Estos escenarios evidencian lo imperativo que es construir una sociedad distinta, donde el uso responsable de las redes sociales y herramientas tecnológicas sea enseñado desde edades tempranas y modelado también por las personas adultas, especialmente aquellas que ocupan cargos públicos y son parte de la gobernanza de nuestro país.
En este momento, debemos reflexionar sobre la exposición intencionada de nuestros hijos e hijas en las redes sociales, una práctica que no solo vulnera su privacidad, sino que también los exponen a riesgos significativos. Partimos de la premisa que las personas menores de edad deben ser reconocidas como ciudadanas con derechos propios: derecho a la participación, a la expresión de sus opiniones y a ser escuchados en los temas que les afectan. Sin embargo, ¿qué debemos hacer cuando, aun teniendo voz, su etapa de desarrollo les hace vulnerables? La respuesta es clara: debemos protegerles de cualquier actividad que pueda afectarles.
Es fundamental que, como ciudadanía, dirijamos nuestros reclamos exclusivamente a quienes ejercen funciones de gobernanza, evitando involucrar a las niñeces y juventudes en estas discusiones. Asimismo, es importante recordar tanto a padres, madres y demás integrantes de la ciudadanía como a quienes están en La Fortaleza y todo el andamiaje estatal, que las experiencias traumáticas vividas en la niñez o juventud no deben ser objeto de burla ni de venganza, ya que revictimizan a quienes las sufrieron. Mucho menos cuando se trata de eventos considerados como abuso, que tienen implicaciones duraderas en la vida de las personas afectadas.
Hacemos un llamado urgente a proteger la dignidad de la niñez y a respetar y acompañar a las personas adultas que fueron víctimas de situaciones traumáticas en su infancia o juventud.