La paradoja de la identidad puertorriqueña
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La paradoja de la identidad puertorriqueña

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Por: Marco A. Lebrón Cancel / Estudiante de RUM

Las noticias locales reflejan a diario las problemáticas que enfrenta Puerto Rico, mientras que el arte proyecta una versión idealizada de un país que, en realidad, nunca ha existido.

Mientras la legislación impulsa proyectos para cerrar el Instituto de Cultura Puertorriqueña, Benito Martínez (Bad Bunny) lanza su álbum más nacionalista. Actualmente, hay más puertorriqueños viviendo fuera de la isla que dentro, y la población residente sigue envejeciendo. La pregunta sobre qué significa ser puertorriqueño se vuelve cada vez más difícil de responder, ya que múltiples intereses moldean la narrativa de nuestra identidad.

El colonialismo ha desempeñado un papel central en esta paradoja. Puerto Rico ha pasado de ser territorio español a estar bajo un gobierno militar estadounidense, hasta convertirse en un Estado Libre Asociado. Sin embargo, la aparente estabilidad política de los últimos 70 años ha estado marcada por corrupción, crisis económica e incertidumbre sobre cuánta autodeterminación realmente tenemos. En este contexto, la formación de una identidad nacional ha sido un proceso fragmentado y en constante disputa.

Definir qué es ser puertorriqueño no es una tarea sencilla. En otros países, la respuesta podría limitarse a la nacionalidad de nacimiento. Sin embargo, en el caso de Puerto Rico, la diáspora es casi el doble de grande que la población residente. Además, lo que se considera «puertorriqueño» no siempre está vinculado a la geografía, sino a contextos socioeconómicos. La experiencia de un joven que crece en una comunidad marginada en la isla es distinta a la de un puertorriqueño que emigra de Estados Unidos. La identidad puertorriqueña, lejos de ser un concepto homogéneo, parece estar en constante redefinición.

Puerto Rico no podrá asumir una postura clara sobre su identidad hasta que logre estabilidad. No es sorprendente que esta incertidumbre persista, ya que los parámetros para definirnos como nación apenas se han construido en los últimos 73 años. La puertorriqueñidad debe estar libre de influencias coloniales, ya que el colonialismo genera inestabilidad. Los puertorriqueños deben tener la oportunidad de definir su identidad cultural sin imposiciones externas. Con el tiempo y las condiciones adecuadas, esto será posible.

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