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Por: Joivette N. Sepúlveda Soto / Estudiante subgraduada de Ciencias Políticas del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM)
Según el Departamento de Educación (DE), la enseñanza tiene como objetivo iniciar al estudiante en un proceso formativo que lo guíe hacia el autoconocimiento, el desarrollo del pensamiento crítico y la comprensión del mundo que lo rodea. En este contexto, la educación se organiza en distintos niveles o etapas, entre ellos: preescolar, primaria, secundaria y educación superior.
Las escuelas públicas tienen un gran significado para la sociedad puertorriqueña, ya que cumplen funciones esenciales en momentos de emergencia. No solo sirven como refugios, sino que también son centros de votación y de apoyo donde se ofrecen servicios esenciales como orientación y tratamiento ante brotes de enfermedades, entre otros.
Según la investigación titulada “Cierre de escuelas públicas en Puerto Rico (PR): Impactos comunitarios y recomendaciones”, realizada por el Centro para la Reconstrucción del Hábitat, en los últimos años el pueblo de PR ha enfrentado una crisis en el sistema educativo, principalmente desde el 2007, cuando comenzó el cierre de escuelas en la isla. Entre el 2007 y el 2018, se clausuraron alrededor de 673 escuelas, lo que equivale a un 44 por ciento del total de planteles. Estos cierres, aunque se realizaban anualmente, eran anunciados al final del año escolar y entraban en vigor en el primer semestre (agosto-diciembre) del siguiente año académico.
A pesar del impacto que estos cierres generaron en las comunidades, el DE no diseñó un plan de reubicación de estudiantes en otros planteles escolares. En su lugar, dejó a las familias solas en la búsqueda de nuevas escuelas cercanas que aún estuvieran en funcionamiento.
En la actualidad, el Departamento de Educación de Puerto Rico administra aproximadamente 858 escuelas públicas, muchas de las cuales enfrentan graves problemas de infraestructura. Según la Autoridad de Edificios Públicos y el propio Departamento de Educación, para junio de 2021, el 30 por ciento de las escuelas públicas estaban en condiciones críticas, mientras que otro 40 por ciento necesitaba mantenimiento regular para garantizar un entorno adecuado.
A pesar de que el DE cuenta con un presupuesto que asciende a miles de millones de dólares, las escuelas en Puerto Rico siguen enfrentando escasez de recursos y, en muchos casos, no están en condiciones óptimas para su funcionamiento. En ocasiones, los maestros se ven obligados a usar su propio dinero para comprar materiales y herramientas esenciales para la enseñanza.
Las condiciones críticas de los planteles escolares no solo afectan la calidad educativa, sino también la salud física y mental de los estudiantes. De acuerdo con el Compendio Estadístico del Sector de Educación Básica Privada, la matrícula estudiantil ha experimentado una reducción significativa en los últimos años. Para el año escolar 2016-2017, había aproximadamente 130,899 estudiantes, mientras que para el 2022-2023, esta cifra disminuyó a 108,843 estudiantes.
Asimismo, el número de maestros ha disminuido, ya que muchos se ven obligados a emigrar en busca de mejores oportunidades de vida.
Para evitar que la crisis educativa en Puerto Rico continúe agravándose, es fundamental atender las necesidades de los estudiantes y maestros del sistema público. El futuro del país depende, en gran medida, de la educación. Por ello, los fondos federales deben ser administrados con mayor eficiencia y supervisión, garantizando que se utilicen de manera adecuada para mejorar la infraestructura escolar y asegurar un mejor acceso a la educación para todos los estudiantes.