En estos días inició una de las actividades más esperadas en Puerto Rico: la residencia de Bad Bunny, una serie de conciertos denominados Yo no me quiero ir de aquí. Con esta dos elementos llaman mi atención. Primero el hecho de traer a la isla un concepto conocido en ciudades como Las Vegas: la residencia. Esto implica que un artista realiza varios conciertos en un mismo lugar. Segundo y más importante, cómo esta serie de conciertos reafirma que a los puertorriqueños nos une nuestro orgullo boricua. Ese sentimiento de hermandad y de autenticidad que nos distingue del resto del mundo. Sinceramente, el fenómeno Bad Bunny pone de manifiesto aquella conocida frase que dice: “yo sería borincano aunque naciera en la luna”.
Qué bien se siente visitar cualquier lugar fuera de nuestro 100 X 35 y que por una palabra, un gesto o en mi caso una gorra con las iniciales de mi país, la gente diga: esoooo eres boricua, eres de Puerto Rico. De inmediato, se le hincha el pecho a cualquiera y la respuesta es siiiiii, seguido del pueblo de donde eres. De ahí surge una conversación tan extensa como el tiempo permita en donde tratamos de emparentarnos de alguna forma.
Imaginen ahora la cantidad de personas de diferentes partes del mundo a quien el Conejo Malo logró atraer hasta nuestra Isla del Encanto para que experimenten en carne propia el sabor, ritmo, amabilidad y el buen trato que caracteriza a los boricuas. Más allá de la imagen positiva o negativa que tengan de Bad Bunny la realidad es que esta residencia ya es parte de la historia de nuestro país.
Precisamente hoy que redacto esta columna se presentaron imágenes del Coliseo José Miguel Agrelot, “El Choli” en la que se observa una casa. También se presentaron fotos de diferentes áreas del coliseo que fueron transformadas para que las personas además de la música vivan la experiencia de conocer elementos característicos de nuestra cultura, identidad y costumbres. Apuesto que aunque seamos boricuas llegaremos al lugar emocionados de ver frente a nosotros cada imagen de nuestra vida diaria los cuales, a veces por la prisa o por la costumbre, pasamos por alto.
Qué rico es ser puertorriqueño de pura cepa. Ahora el mundo conocerá un poco más de nosotros. La atmósfera en el choliseo unida a las canciones del último álbum de Benito Antonio Martínez Ocasio titulado Debí tirar más fotos sin duda será un viaje en la historia de las costumbres de nuestro pueblo. Una experiencia que promueve el quedarse en la isla, agradecer la vida y trabajar duro como colectivo para lograr un mejor Puerto Rico. Ese Puerto Rico que anhelamos el cual provea mejores oportunidades para todos, el que busca que el talento que tenemos en abundancia se quede en nuestra isla y que el mundo sepa que en efecto somos la Isla del Encanto. ¡Gracias Benito por recordarnos lo bueno que es ser puertorriqueño y por enaltecer nuestro orgullo boricua!

