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La ladrona juzga por su condición

Foto por: Luis Bou

 

Las principales posturas de la actual comisionada residente a la candidatura de la gobernación se pueden resumir en dos conceptos: estadidad y fondos federales. La estadidad como estrella norte hacia el futuro y los fondos federales representado el ancla del presente. El pegamento que une estos dos conceptos es la idea de igualdad de derechos. El argumento es el siguiente: como los puertorriqueños somos ciudadanos estadounidenses de segunda clase, necesitamos que nos consideren como ciudadanos de primera clase. Entre el problema y la solución, reside la igualdad como herramienta.

Una colonia es aquel país, sociedad o cultura que es gobernado por otro país, sociedad o cultura. En nuestro caso, la colonia es estadounidense pero nuestro país es puertorriqueño. En el caso de la estadidad, la colonia estadounidense pasa a ser parte íntegra del país estadounidense. La estadidad conlleva la culminación del proyecto colonial a través de la anexión al país gobernante. La pregunta clave es ¿es esto igualdad?

La igualdad política expone la libertad de todos los ciudadanos de un país a ejercer en la toma de decisiones.  Entonces, ¿cómo se aplica la igualdad si por condición colonial somos aparte de la democracia del país gobernante? Es una situación de dos países, uno colonizado y otro gobernando. Para el estadismo, es fácil, la igualdad es la herramienta para ser parte de la democracia del país gobernante. Sin embargo, esto es una falacia. La igualdad política en un país colonizado no existe; utilizarla como solución hacia la descolonización es un acto sin fin. Pues por más que pensemos y aboguemos por la igualdad a pares con los del país gobernando, nosotros y nuestras opiniones políticas valen nada para el país gobernante. Buscar la igualdad política es como si un esclavo buscase que su amo lo trate con igualdad.

Los fondos federales figuran el mecanismo por el cual el gobierno influencia la economía. En Puerto Rico, los fondos federales representan el ejercicio colonial del país gobernante sobre nuestra economía. Los fondos federales y su funcionamiento manifiestan los principios de un estado al estilo socialista, en cual las actividades económicas son comandadas por el gobierno. Es decir, nuestra economía es— en gran parte—planificada por el gobierno de E.E.U.U. a través de los fondos federales (entre otros factores, como el sistema monetario y corporativo; considérese también las leyes de cabotaje y la Junta de Control Fiscal).

E.E.U.U. nos impone a nosotros una economía planificada, al igual que hacia la Unión Soviética con sus respectivos estados. Lo cual nos ha creado las mismas crisis del “comunismo” que tanto critica la aspirante a la gobernación: la falta de libertad de expresión y voto sobre nuestra condición política; y la falta de un mercado verdaderamente libre sin necesidad de inyecciones artificiales por el país gobernante. ¡Y que contradicción que la solución es la “igualdad”, lo mismo que buscaba el “comunismo”!

Los que critican al “comunismo” del siglo pasado son los que siguen las mismas políticas de planificación económica con la idea de “igualdad” para todos. En donde la verdadera estrella norte es el engaño y el ancla es guisar del colonialismo, la ladrona juzga por su condición.

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