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Las Olimpiadas y la política partidista

Por:  Aracelys Otero Torres / Relacionista Lic R53

Si hay un tema que levanta pasiones entre las personas son las Olimpiadas. Celebradas cada cuatro años es el evento deportivo interdisciplinario más importante en el mundo.  Cuando echamos un vistazo a la historia detrás de este evento se observa la influencia, directa o indirecta, de la política partidista.

Por décadas durante la celebración de las Olimpiadas es común un alto en los conflictos que imperan en el mundo, también es cierto que estas fueron escenario de obstrucción debido a problemas político partidistas. Desde cuál será la sede hasta quiénes participarán son decisiones basadas en determinaciones de índole política.

En el caso de Puerto Rico, el tema de las Olimpiadas trae a la palestra pública la participación de la delegación de la isla. Delegación compuesta por un grupo de atletas que en ocasiones recurren a la buena fe de los ciudadanos y a los rigurosos acuerdos por parte de auspiciadores para recaudar los fondos necesarios para cumplir su sueño: vestir los colores de la bandera de la isla.  A esto se suma el reclamo por años de parte del Comité Olímpico de contar con los fondos necesarios para sufragar desde los entrenamientos hasta los costos de viaje de los atletas, para este y otros eventos.

La realización de las Olimpiadas coincide con la celebración de las elecciones generales del país. Oportunidad que los partidos políticos utilizan para llevar su mensaje, a favor o en contra, de lo que representa nuestro equipo a nivel internacional con el fin de adelantar sus respectivas agendas. Palabras como independencia, colonialismo, estadidad y Congreso ocupan espacios en los medios.

De inmediato proliferan la radicación de medidas o expresiones populistas para ganar adeptos y dar la impresión de compromiso tanto con el Comité Olímpico como con los atletas. Promesas y proyectos que radican a pocos meses de las elecciones. En ocasiones, los autores llevaban al menos tres años en la Asamblea Legislativa sin hacer nada, mientras, debo pensar que a través de la historia proyectos para ayudar a los atletas quedan estancados en el trámite legislativo.

Otras interrogantes que salen a la luz es qué pasaría con los atletas y con la representación de la isla si Puerto Rico se convierte en un estado. Una contestación que puedo proveer fácilmente sin embargo, dejaré a la consideración de los llamados estadistas o seguidores del Partido Nuevo Progresista la respuesta.

Mi opinión es que el gobierno central debe establecer una política pública clara, definida y que atienda los reclamos de nuestros atletas, quienes en muchas ocasiones, dividen su jornada entre trabajar y entrenar.  Reconozco que nada nos brinda  más satisfacción y sentimiento patrio que ver ondear la bandera de Puerto Rico en medio de cientos de banderas de otros países. De lo que estoy segura es que más allá de la preferencia política de cada cual, cada vez que un equipo de Puerto Rico sale a representarnos el país deja a un lado la política partidista y se une en una sola voz que grita: “Vamo arriba PR”. 

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