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Recientemente se realizó el debate a la candidatura a presidente de Estados Unidos donde el actual presidente Joe Biden, por el Partido Demócrata, se enfrentó al expresidente Donald Trump del Partido Republicano. Más allá del análisis de las propuestas de ambos candidatos rumbo a las elecciones del próximo 5 de noviembre, el resultado del debate fue la deteriorada imagen de Biden. Muchos se cuestionan su capacidad para liderar una de las naciones más poderosas del mundo por cuatro años más.
Los debates influyen en cómo votará el electorado ya que permite a los candidatos presentar sus propuestas sobre temas específicos y al electorado permite conocer más sobre estas. Los debates requieren horas de preparación, requieren, en mi opinión, lucir relajados, seguros y con pleno conocimiento de los temas. Estos elementos se perciben por el espectador y generan confianza así como credibilidad. Quienes logran dichos objetivos son vistos por el elector como los ganadores del debate.
El 26 de septiembre de 1960, cambió el escenario político cuando el entonces vicepresidente de EEUU Richard Nixon y el senador de Massachusetts John F Kennedy realizaron el primer debate televisivo en la historia de esa nación. Este fue visto por 70 millones de americanos, muchos de los cuales era la primera vez que veían a los candidatos en vivo. Una oportunidad única para los ciudadanos escucharlos y para los candidatos llegar a las masas.
Para esa ocasión Nixon era el favorito para ganar la elección sin embargo llegó a CBS en Chicago enfermo ya que estuvo hospitalizado. Como resultado lució pálido y cansado. Mientras Kennedy, quien utilizó maquillaje para la ocasión entre otros aspectos lució y se escuchó bien. En esa ocasión fue el ganador de la noche.
Al mirar la historia de Puerto Rico, resaltan los debates entre el exgobernador Rafael Hernández Colón y Baltasar Corrada del Río en 1988. En el primer debate, según se desprende del documental: Se acabó el evento, el equipo de campaña del entonces gobernador Hernández Colón entendió que este perdió debido a que fue demasiado técnico a la hora de presentar sus propuestas. Su discurso se basó en estadísticas, lo que evitó lograr una conexión con el público. Mientras su oponente Corrada del Río, realizó cambios significativos que incluyeron desde su imagen hasta su forma de dirigirse.
Para aprovechar el momentum, Corrada del Río pagó para realizar un segundo debate con Hernández Colón para discutir el tema de la república asociada. Luego de una estrategia secreta por parte de Hernández Colón, este se presentó al debate una vez iniciado y logró refutar efectivamente cada señalamiento, mientras resaltó el mensaje real de su colectividad. El gran ganador del debate y de las elecciones: Rafael Hernández Colón.
Los debates televisivos se extienden a diferentes países del mundo y para mí son excelentes oportunidades para que los electores conozcan cómo piensa y ejecutará ese candidato de ser electo. Un espacio para el intercambio de ideas y posturas que al final del camino puede determinar cómo votará el elector.