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Por: José ‘Joe’ Román Abreu, expresidente de la Asociación de Alcaldes de Puerto Rico, exprimer ejecutivo de San Lorenzo.
Los problemas que confronta nuestro sistema educativo sí tienen solución. Es muy probable que al hacer la lectura de la afirmación anterior muchos se sonrían con escepticismo y piensen que vamos a ofrecer una alternativa desde la perspectiva política que se acostumbra en el país. Hacerlo así nos dejaría patinando en el mismo terreno movedizo en que se ha venido desarrollando la educación de nuestros niños.
Queremos romper con los moldes que tradicionalmente nos han llevado de cientos de quejas al principio de cada semestre a la celebración por haber reducido, en un ínfimo por ciento, el número de estudiantes fracasados al final de cada año escolar. Hay que ponerle punto final a la intervención de los burócratas gubernamentales que han dirigido el Departamento de Educación (DE) y a la incapacidad manifiesta de los funcionarios de todas las ramas del gobierno que no han demostrado su voluntad de tener un sistema educativo a la altura del Siglo XXI.
Estamos en una coyuntura ideal para ensayar nuevas formas de reorganizar la agencia que verdaderamente nos garantiza un mejor futuro para el país. Hoy tenemos menos escuelas, menos estudiantes, quizás equivocadamente tenemos una plantilla reducida de personal docente y no docente y el presupuesto más alto disponible en nuestra historia.
Las condiciones son ideales para comenzar a desarrollar un DE que nos permita, en el mediano y largo plazo, la formación de ciudadanos con una sólida formación académica, un pensamiento crítico y la superación del nocivo individualismo a través de una formación integral con valores y principios centrados en la solidaridad y el bienestar común de la sociedad.
Estructuremos nuestro sistema educativo desde las bases mismas de la comunidad escolar. Permitamos, en primera instancia, que el Secretario de Educación sea electo directamente por el pueblo y de igual manera los directores de cada Región Escolar. Estos funcionarios deberán ser electos por un término de ocho años. Los actuales Consejos Escolares elegirán de entre sus miembros un representante que formará parte del Consejo General Educativo. Este organismo, junto al Secretario(a), conducirán la administración y la formulación de las directrices educativas del nuevo sistema, a la vez que pondrá en vigor rigurosas medidas de supervisión y control.
Este empoderamiento de la comunidad sobre el desarrollo de la educación del país mantendrá alejada la intervención política, estará centrado en los proyectos educativos, y debe proveer para el uso eficiente de los recursos fiscales alejando de los mismos a los intermediarios que hoy se llevan la más amplia tajada con sus onerosos contratos a la vez que se establecen las prioridades a base de las necesidades reales de nuestros niños y jóvenes como criterio central.
No pretendemos hacer una precisión detallada de la estructuración total del DE. Solamente queremos puntualizar en aquellas instancias donde nos parece que es necesario los constituyentes tomen control real sobre la educación de nuestros niños y jóvenes. Lo que si nos parece necesario puntualizar es la idea central de que no podemos seguir dejando en manos de aquellos que no han podido, o no han querido, resolver los problemas de nuestro sistema educativo. Ante su falta de voluntad, oportunismo politico, dejadez deliberada, o insuficiencia organizativa, estamos llamados a ensayar un modelo que comience, a la mayor brevedad, a ofrecer resultados positivos.