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Beneficios de la educación cooperativista desde grados

Por: Lcda. Yamaly Rodríguez Ventura / Secretaria Junta Directores Cooperativa Ahorro y Crédito Rincón

El cooperativismo no es tan solo un sistema socio-económico; sino que es un estilo de vida basado en valores y principios que permiten el desarrollo integral de los seres humanos y su sana convivencia en sociedad. Al hablar de cooperativismo, no podemos pensar únicamente en las instituciones de ahorro y crédito, de consumo y de otros tipos que conocemos. Tenemos que ver al cooperativismo como una filosofía de vida aplicable para la formación de nuestros niños y jóvenes, tanto en el hogar y la familia como en las entidades educativas.

Si nuestro sistema de educación instituye el aprendizaje cooperativo y las demás herramientas del cooperativismo desde los grados primarios, propicia un proceso de enseñanza-aprendizaje holístico donde el estudiante desarrolla destrezas de liderazgo y adquiere un sinnúmero de destrezas para la vida, aprendiendo a: buscar el bien colectivo, trabajar en equipo, valorar la diversidad, escuchar a los demás, respetar opiniones, asumir posturas, tomar decisiones, establecer prioridades, ejercer la democracia, ser solidario y empático ante las necesidades y los problemas de los demás. De igual manera, propicia que el estudiante reconozca que es un ser social que necesita interactuar con su entorno ambiental y que depende de los recursos limitados de dicho espacio. Este reconocimiento crea, a su vez, una consideración de importancia, un análisis crítico y una conciencia de conservación hacia tales recursos y el entorno donde se encuentran.

Los grados escolares primarios conforman la base de la educación académica de nuestros niños y jóvenes. En esos primeros años de estudio es que se comienza a inculcar la importancia de ser ciudadanos responsables, con carácter y voluntad propia. En las diferentes asignaturas se pueden emplear las herramientas del cooperativismo, desarrollando actividades que inviten a la participación activa de los estudiantes e impulsen la cooperación entre ellos para resolver problemas del grupo donde se encuentran. Podemos ver un claro ejemplo de la integración del cooperativismo en las prácticas de baloncesto que se llevan a cabo en la materia de Educación Física. No obstante, el trabajo en equipo es solo una de las tantas destrezas del cooperativismo que se aplican en un deporte como el baloncesto. Ahí también existe liderazgo, disciplina y ayuda mutua.

El cooperativismo es como toda enseñanza, que mientras más temprano llegue a nuestras vidas, más arraigada la tendremos y con mayor probabilidad la transmitiremos a las próximas generaciones. Cuando impartimos el cooperativismo desde tempranas edades, rompemos con el individualismo egoísta que ensordece y venda los ojos ante problemáticas que nuestras comunidades enfrentan a diario. Ayudamos a crear personas autónomas e independientes que se preocupan y ocupan por su comunidad; que tienen la capacidad de ser justos; y que procuran la igualdad de derechos y oportunidades, sin perder de perspectiva las necesidades y circunstancias individuales. Sin duda, la educación cooperativista resulta en un beneficio colectivo para nuestra sociedad.

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