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La Infraestructura del Conocimiento

Por Dr. Howard Caro-Lopez

Uno de los temas que ha capturado la atención del público en Puerto Rico en los últimos años ha sido la compra de propiedad por parte de inversionistas fuera del archipiélago para convertir en apartamentos para vacionar.  La atención que se le da al tema es merecido, según dichas inversiones han encarecido el mercado de bienes raíces y han ido creando una escasez de vivienda para familias de bajo y mediano ingreso en Puerto Rico.  Estudios por el Centro para la Nueva Economía (CNE) han documentado los impactos económicos negativos de este fenómeno en la economía e infraestructura local para los residentes de Puerto Rico.

A la misma vez hay también otra crisis infraestructural que se ha ido desatando en Puerto Rico, la cual denomino la infraestructura del conocimiento.  Este concepto, según lo define el Profesor Paul Edwards de Stanford University, se refiere a la red de personas, artefactos, e instituciones que colectivamente producen y conservan conocimiento crítico de las personas, pueblos y del mundo físico o natural.  Edwards aclara que históricamente la infraestructura del conocimiento es esencial para la creación de normas sociales y de actividades para el bienestar colectivo de la sociedad.  Más allá del acceso a la red informática, las universidades y centros de investigación, museos, bibliotecas, librerías, parques naturales, institutos culturales y otros patrimonios son algunos componentes de esta infraestructura.

El estado de la infraestructura del conocimiento en Puerto Rico en la coyuntura actual es sumamente precaria. Si bien es cierto que un alto porcentaje de los puertorriqueños tienen acceso al internet (sea en sus viviendas o a través de un aparato móvil), y nuestro museo principal de arte se sostiene con donativos privados, la mayoría de los componentes de la infraestructura del conocimiento están en deterioro.  La reciente clausura permanente del zoológico de Mayaguez epitomiza este problema. Más allá de ser una actividad recreativa donde las familias pueden interactuar con animales, los zoológicos representan un recurso para la investigación y aprendizaje de la fauna con los recursos y manejo adecuado. Los zoológicos del Smithsonian en Washington y del Bronx en Nueva York son instituciones críticas para adelantar el conocimiento de animales y ecológico.

De manera similar, el Jardín Botánico de San Juan, que también funciona como ente para estudios de flora y ciencia ambiental, también sufre de abandono por escasez de recursos. Más allá de esos ejemplos, los recientes incidentes de construcciones ilegales en zonas ecológicas protegidas en el área sur de Puerto Rico también apunta a un problema grave en la protección y mantenimiento de esta infraestructura de conocimiento.  Y los problemas económicos del sistema de la UPR-historicamente el corazón del conocimiento e instrucción universitaria- ya están bien documentados.  Incluso el deterioro de las facilidades recreativas y deportivas, que cumplen una función vital para la salud física y mental y proveen un espacio para la colaboración, forman parte de esa infraestructura. Fuera de los recursos controlados por el gobierno federal (El Morro, El Yunque, las reservas en Cabo Rojo), donde los recursos aún existen para su mantenimiento, estos recursos corren peligro.

Lo cierto es que los problemas fiscales por los cuales atraviesa Puerto Rico tienen mucho que ver con la precariedad de la infraestructura del conocimiento. Esto ha sido exacerbado por las políticas de austeridad de la JCF, que le dan prioridad a recortes presupuestarios y la privatización de infraestructura básica, a cuenta de conservar las fuentes del conocimiento.  A la misma vez la voluntad política de mantener estos recursos en buen estado ha ido mermando, sea por darle prioridad a otros temas (como política social o fomentar la inversión privada), o por restarle importancia a fomentar el conocimiento más allá de la educación básica para el mercado laboral.

Hay que señalar que hay esfuerzos autogestionados a través del país de revitalizar la infraestructura del conocimiento, con grupos como Casa Pueblo y el Yauchromatic siendo solo unos ejemplos.  A falta de instituciones gubernamentales capaces y dispuestas a fomentar la infraestructura del conocimiento como pueblo podemos aportar al darle visibilidad y apoyo materiales a estos esfuerzos autogestionados. Esta infraestructura es un elemento esencial para capacitar a nuestro pueblo con el conocimiento para catalizar un visión para un Puerto Rico más sostenible y próspero y forjar una salida al periodo de crisis.

 

 

 

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