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La ética en el mundo del metaverso

Por: Aracelys Otero Torres / Relacionista Lic R 53

Como individuos y empresarios diariamente estamos expuestos a manejar la realidad virtual. Diversas empresas en el mundo incluyen esta nueva realidad en sus esfuerzos de promover servicios y productos. Un detalle que debemos considerar es el aspecto ético. Serios cuestionamientos se debaten entre diferentes sectores sobre las garantías y la preservación de los derechos en esta nueva realidad virtual.  En mi opinión, se deben establecer mecanismos para garantizar el buen uso y manejo de la tecnología tanto a nivel individual como empresarial.

La ética es definida por el diccionario de la Real Academia Española como un conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida y como parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores. Clarifico que la ética es distinta al aspecto moral. Cuando pensamos en ética en el mundo virtual surgen varias interrogantes que se deben atender. 

En el metaverso los individuos se identifican mediante avatares, los cuales son creados por la persona. ¿Qué cosas podrán hacer estos avatares en el mundo virtual para garantizar el cumplimiento ético, con leyes y reglamentos que son parte de la vida real? Este pensamiento debe estar presente en nuestros esfuerzos para lograr una sociedad ética virtual.

Otra interrogante que se discute es ¿qué pasará cuando la persona que representa el avatar muere?  ¿Existirá un espacio para llevarlos 0 podrán interactuar, mediante el uso de inteligencia artificial, con avatares vivos? ¿Es ética esta interacción? ¿Qué significaría revivir un avatar y cuál sería el alcance de su participación en el mundo virtual? ¿Existirá algún método de identificación para saber si están muertos o vivos?

En esta misma línea, qué pasará con la compra de terrenos virtuales.  Recientemente, el canal de noticias Actualidad RT,  reseñó un caso en el cual un desconocido compró un terreno virtual en 468 mil dólares, al lado del terreno del rapero estadounidense Snoop Dogg. Esto con el fin de convertirse en el vecino inmediato del rapero. Si esa persona muere, ¿quién será el dueño de ese espacio? ¿Qué ocurrirá con los terrenos virtuales cuando sus dueños mueren? ¿Será ético que otros avatares invadan ese espacio o se transferirán en herencia?

Otra interrogante y que rompe paradigmas es si es ético clonarse en el metaverso.  ¿Es obligatorio que el avatar sea una representación real de la apariencia física de su dueño? ¿Es ético interactuar con un avatar que es diferente a su creador? ¿Dará esto paso a nuevas razas?¿Será ético?

La realidad es que como individuos y profesionales de las relaciones tenemos que estar conscientes de las múltiples interrogantes éticas que existen relacionadas con esta nueva realidad que es parte de nuestras vidas. En el caso de los relacionistas, quienes adoptamos un Código de Ética, somos responsables de velar porque ese código se cumpla en cualquier escenario en el cual trabajemos, el cual incluye tener avatares de clientes.  Al final del día lo más importante es velar por la transparencia y los derechos de todos.

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