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Símbolos de Cambio

El paso del huracán Fiona puso en enfoque varios problemas agudos que ya eran para muchos evidentes, y que con la tormenta pasaron a ser la máxima prioridad política en Puerto Rico.  El primero y más tangible es la fragilidad (por no decir descalabro total) de la infraestructura física a través del archipiélago, principalmente en cuanto al sistema energético, pero también en efecto dominó el agua y las telecomunicaciones.  La fiabilidad de  estos servicios esenciales es ahora casi nula, dejando a la mayoría de los puertorriqueños viviendo en una precariedad constante.

El segundo y relacionado problema es la falta de compromiso real de nuestros oficiales electos en responder a los reclamos y  necesidades de la mayoría del pueblo. Claro está que en una situación como un huracán hay retos de recuperación que son difíciles para cualquier gobierno, particularmente donde los recursos económicos escasean.  Otra es ver la postura minimizante del gobierno actual y sus partidarios, no sólo dando excusas para el pobre desempeño de Luma en el proceso de reestablecer servicio post-tormenta, sino defendiendo el servicio pésimo de la compañía privada como parte de la nueva plataforma ideológica del PNP, según uno ve las defensas animadas de figuras del sector estadista.

Ante estas circunstancias es que ha surgido el músico más popular del momento, Bad Bunny, ha usado su plataforma no solo para unirse al coro de puertorriqueños hartos de tanto apagón y servicio energético pésimo que ha brindado Luma, sino también para hacer el llamado a sus fanáticos y el pueblo a que exijan cambio político que acabe que la percibida ineptitud de los partidos gobernantes actuales.  Dichas posturas públicas han generado reacciones fuertes de la mayoría de la gente en Puerto Rico- los que se identifican con sus posturas lo tratan con mucha admiración y respeto, mientras los que difieren con el critican por sus “politiquerías” y buscan minimizar su voz.

Sea cual sea la opinión de uno sobre las posturas públicas de Bad Bunny sobre la situación política en Puerto Rico, lo cierto es que el denominado “San Benito” se ha convertido en un símbolo del descontento colectivo de un sector amplio del pueblo ante la constelación de penurias y retos que han enfrentado durante la última década. Y en particular se ha posicionado como la voz de las generaciones de jóvenes que han heredado una isla en decaída y un sistema político incapaz de brindar oportunidades o esperanzas para el futuro.  En este sentido su relevancia cultural en esta coyuntura es indiscutible, tanto para los que lo apoyan como los que se oponen a sus opiniones.

Desde un punto de vista sociológico, no nos debería sorprender el fenómeno “Bad Bunny” y el impacto social que una figura popular de su talla tiene ahora mismo, aún si bien es cierto que no es un “líder” político en el sentido tradicional.  Una de los pensadores sociológicos canónicos, el aleman Max Weber, en su análisis histórico de las formas de autoridad política identificó el carisma como la manifestación más fundamental de la autoridad en la sociedad.  Según Weber,  la organización social y política de muchas comunidades históricas se origina con la presencia de una figura carismática que logra inspirar esa comunidad a unirse detrás de sus ideas o posturas.  Eso da inicio a un proceso de transformación política que abre el camino para nuevas formas de organización, según los seguidores de esa autoridad carismática ponen sus ideas en práctica.  Weber también señala que las figuras que logran ejercer autoridad carismática traen con ellos la capacidad de cambiar sistemas de poder político existentes.

Que quede claro que no estoy planteando que Bad Bunny sea nuestro futuro líder político que gobierna al pueblo puertorriqueño. Incluso dudo mucho que él mismo tenga algún interés en involucrarse en la política electoral o en trabajo de gobierno (aunque el tiempo dirá si se mantiene así). Comparto este breve análisis  sociológico más bien para poder entender por qué ha tomado un papel importante en temas de carácter político y social en Puerto Rico.  Ante la falta de una figura dentro la política electoral de carácter carismática y la ineficiencia casi total de las instituciones de gobierno actuales en atender las necesidades de la mayoría del pueblo, hace sentido entonces que una figura de cultura popular no solo haya podido canalizar el sentir de tanta gente, sino también de articular una mensaje de cambio político que resuena con un gran sector de la sociedad.   Es así como debemos entender el impacto de Benito Martinez Ocasio, y a la vez, la importancia de los símbolos en comenzar a impulsar el cambio.

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