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Los mecanismos de defensa podrían NO defendernos en realidad

Conocidas como “las barreras para afrontar la realidad” son las estrategias que tiene nuestro subconsciente para evitar resolver los conflictos en nuestra vida diaria, ya que atenderlo supone un esfuerzo mucho más difícil para la persona.  En el psicoanálisis se definen los conceptos de mente consciente e inconsciente, según la teoría del iceberg de Freud, la mente consciente contiene todos nuestros pensamientos y percepciones lúcidas mientras que el inconsciente es la parte sumergida de nuestra mente, donde se encuentran los pensamientos reprimidos y los impulsos menos racionales.  Otra conocida teoría de Sigmund Freud es la conocida como “El ello, el yo y el superyó” en la que define tres estratos del individuo: El Ello se define como la expresión de nuestros impulsos y deseos.  El Yo es el mediador, intenta disfrutar y satisfacer las necesidades del Ello pero sin romper las normas del Superyó, y el Superyó es el conjunto de valores morales y creencias en las que proyectamos la mejor versión de nosotros mismos.  Sin embargo, Anna Freud se basó en las teorías psicoanalíticas para formular sus propios principios en la psicología y hacer sus propias aportaciones.  Según la teoría de Anna Freud, el Yo se define como un espacio en el que observamos todo lo que ocurre en el Ello y el Superyó.

Desde el ámbito profesional se expone que los mecanismos de defensa son insanos, pues no nos permiten adaptarnos de forma sana a la realidad, nos impiden una interpretación real de las situaciones y no nos dejan afrontarlas, aunque puedan ser percibidos como una salida o escape de la realidad y el dolor.  Estos, implican una rigidez en el procesamiento de la información, que no nos permite hacer un análisis objetivo de nuestras reacciones o de la realidad que nos rodea.

Los métodos de defensa más utilizados son: la represión, proceso por el que un impulso o idea inaceptable se torna inconsciente; el individuo rechaza ideas, pensamientos y recuerdos para mantenerlos en el inconsciente.  Ejemplo: un niño vive un recuerdo traumático en la infancia y lo reprime de manera que, con el paso de los años llega a olvidarlo y así evita enfrentarse a esa vivencia.  La regresión, un retorno a formas anteriores del funcionamiento psíquico, la regresión se puede comprender dentro del marco de la psicología evolutiva como un paso atrás en el desarrollo.  La formación reactiva, que se define como el proceso por el que un impulso o deseo inaceptable es controlado por la exageración de la tendencia opuesta, esto con el objetivo de desviar la atención sobre el hecho con gesto “remediativo”.  La anulación retroactiva, este mecanismo de defensa se comprende como el proceso por el que la persona se comporta como si una idea o acción anteriores que resultan amenazadoras no hubieran tenido lugar. (parecido a la negación y la represión)

Además, también están la introyección, proceso por el que la persona coloca dentro de sí lo que en realidad está fuera.  Se trata de la internalización de rasgos del entorno.  La proyección, que es un mecanismo de defensa del Yo, se conoce como el proceso por el que la persona coloca fuera de sí, en otra persona o cosa, sentimientos, deseos o características propias. De este modo, evita cambiar ese elemento de su conducta y/o personalidad.  La sublimación, que es cuando un individuo sublima un instinto, sustituye su motivación y la redirige hacia una actividad más aceptada socialmente. El aislamiento, proceso por el que la persona aísla un pensamiento o un evento, rompe así sus conexiones con el resto de sus vivencias y evitando, por tanto, que forme parte de su experiencia significativa.  El desplazamiento, que se define el desplazamiento como el mecanismo de defensa del yo por el cual la mente inconsciente redirige las emociones que nos produce una circunstancia hacia otro objeto, persona o situación distinta al factor causante.  Y entre los últimos más comunes está, la vuelta contra sí mismo y transformación en su contrario, que parte de la idea de que los instintos son capaces de sobrellevar una transformación.

Para combatir los mecanismos de defensa y poder resolver un conflicto y reducir las consecuencias psicológicas y sociales de un acontecimiento estresante o negativo, podemos fomentar y trabajar con ayuda profesional los siguientes aspectos: desarrollo de las habilidades sociales, fomentar de la comunicación asertiva, terapia de afrontamiento de problemas y la mejora de las estrategias de afrontamiento.  Es importante la búsqueda de ayuda profesional, una persona por si sola, es muy poco probable que pueda afrontar estas situaciones más allá de establecer sus propios métodos de defensa, aspecto que podría repercutir negativamente en un futuro.  Además, su importancia radica en que el proceso se dé llevando un orden y una estructura adecuada desde la teoría y la metodología con técnicas correctamente empleadas, si necesitas ayuda, ¡búscala!

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