Tu Voz

El amor consciente vs la idealización utópica 

Lcdo. Luis Ibrahyn Casiano / Trabajador Social Clínico

Las relaciones en un principio se nutren a través de esos primeros momentos de felicidad que llegan de una manera más o menos sencilla, por lo cual nos parece que va a durar para siempre. Sin embargo, pasado el inicio de la atracción pasionalmente inmediata; cuando la relación tiene que entrar en otra fase, si no se apoya en una base de elementos necesarios, acabará.  Por eso, son importantes los siguientes elementos; toma responsabilidad de tu propia felicidad, establece y respeta los límites mutuos, acepta y respeta los desacuerdos siempre y cuando no laceren tu dignidad e integridad física y/o mental. Entender que la otra persona NO te pertenece es importante, no confundas la verdad con la sinceridad, esta última es una absoluta que trasciende los hechos, es una acción de abrirnos emocionalmente. Además, no idealices a la persona perfecta y no compares, acepta a la persona con su complejidad humana o aléjate antes de hacer o hacerte daño queriendo cambiar a los(as) demás.  Es importante saber, que, aunque no debemos caer en la idealización de las personas, sí tenemos derecho a recibir lealtad, compañía sincera y compresión; además, no debemos caer en el conformismo ni en la súplica.  La comunicación y expresión de nuestras emociones no debe ser vista como suplica de reciprocidad, si esto ocurre, nos deshumanizamos y nos restamos, aunque sea en nombre del amor.

La romantización del amor, es sin dudas, en innumerables ocasiones una de las razones del por qué se desmorona la idea de esa imagen perfecta de un sentimiento, y es porque le ponemos rostro y lo hacemos tangible.  Sin embargo, entender que las relaciones se fundamentan en la compresión de que la otra persona es un individuo con historia propia ayudará a tener una posición más consciente a la hora de continuar construyendo alianzas de amor.  Sí, y digo construir, pues las relaciones se construyen, no nacen, aunque haya un inicio incontrolable al que le decimos chispa, por más que sintamos sensaciones inigualables cuando nos juntamos con alguien, sea amigo(a) o prospecto para una relación erótica/afectiva o simplemente erótica o afectiva, pues siempre es verdaderamente un acto de decisión.

A lo largo de nuestra vida nos dicen que el amor lo puede todo, pero es la voluntad acompañada de una decisión consciente lo que nos hará avanzar o detenernos en ese proceso de establecer una relación o de relacionarnos con otros(as).  El “éxito” de esto consiste en conocer lo que deseas desde el reconocimiento de lo que puedes y estás dispuesto(a) a dar en el proceso, o sobre lo que piensas recibir por merecer; y muy poco de los que llamamos sentimientos.  Cuesta deshacernos de la idealización romántica de las relaciones, y no hablo de los gestos que llamamos atenciones y detalles, sino, de esa forma de ver el establecimiento de las relaciones interpersonales como absolutas y lineales.

Las relaciones son y deben ser el producto de un acuerdo consciente de beneficio para las partes, no con miras a completarnos con alguien, sino, para ser libres en ese vuelo por la vida desde la lealtad, el apoyo y el compromiso nacido desde el reconocimiento de nuestro Yo y el Yo de la otra u otras personas como sujetos que deciden darle un espacio al sentimiento desde la consciencia.  El éxito de una relación no se puede medir por la capacidad de aguante para prolongar su final, sino, en haber amado desde la consciencia y la lealtad hasta su momento final.  Siempre desde el amor pleno nutrido por el reconocimiento de las partes, como partes unidas desde una decisión concienzuda.  Sin dudas, este es un tema muy profundo y de grandes debates desde lo socialmente aceptado y desde la preconcepción que tenemos de ello, pero es importante dejar claro que, no se sufre por amor; sino, por los sucesos que enmarcan la relación y/o relaciones.  Un sentimiento sublime, no pude llevar la carga negativa de nuestra comisión u omisión en el accionar y decidir.

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