Tu Voz

La Tirania Energética

Por: Dr. Howard Caro-López

En esta semana el Negociado de Energía aprobó un aumento de un 13 por ciento en la factura de la luz eléctrica para el próximo trimestre de abril a junio, lo que implica que cada hogar pagará unos $26 adicionales de electricidad. Este será el sexto aumento trimestral consecutivo desde que Luma Energy asumió el control de la distribución de la energía eléctrica.  La nueva tarifa viene a la vez que el consumo de electricidad va en aumento. El consumo acumulado para los dos primeros meses del año fue de 2,394.2 millones de kWh, lo que representa a su vez un alza de 87.8 millones, o un 3.8 por ciento sobre el mismo periodo del año anterior, según informes de Luma.

 Luma justifica este nuevo aumento como necesario para compensar por el alza en el precio del combustible.  La compañía también dice que los aumentos han sido importantes para hacer mejoras a la red energética, indicando que en los últimos nueve meses han podido reemplazar sobre 2,000 postes, conectar 18,000 clientes de placas solares a la red (que al conectarse podrán venderle energía en exceso que producen a Luma para bajar el costo a otros abonados), y han reducido la incidencias de apagones masivos. El último reclamo para muchos resulta casi gracioso, ya que hace poco más de un mes, tras un apagón masivo dejó cerca de un millón de residencias a oscuras.

La política de aumentos constantes han provocado indignación y llamados a cambio tanto de legisladores locales como de figuras fuera de la política- hasta el creador del cómic La Borinqueña, Edgardo Miranda Rodriguez publicó una edición donde la protagonista ayuda a traer energía solar a comunidades locales.  Mientras tanto el representate Luis Raul Torres hizo un llamado a que se cancele el contrato de Luma por su incapacidad de manejar costos y mejorar el servicio al consumidor.   El consenso popular es que la política energética desde la llegada de Luma y la creación del Negociado de Energía ha sido desastrosa.  Evaluándolo del lado del consumidor individual de por si ha sido fatal-el consumidor paga más y más por servicio poco confiable y sin certeza de que no volverá a vivir la pesadilla del Huracán María. Eso nada más debería dar urgencia para remediar la situación actual.

Pero el problema es aún más grave que eso. La ineficiencia de la red energética repercute en todas las áreas de la actividad económica.  A medida que sigue aumentando el precio de la electricidad eso también obliga a los comerciantes, particularmente los PYMES, a subir los precios de sus productos y bienes para poder sostenerse económicamente. También, impacta la mayoría de los servicios públicos, particularmente los más esenciales como la seguridad pública, hospitales, educación, y aquellos que requieren oficinas para servicio presencial.  Y a medida que dependemos cada vez más de servicios digitales, la economía informática necesariamente requiere un alto consumo de electricidad. 

Este efecto dominó, junto con el alto precio de productos importados (ya que se produce poco localmente), y el patrón de inflación que se está dando en los (Estados Unidos) EEUU actualmente, está produciendo una situación ya casi insostenible para muchos hogares.  La política energética también apunta a un panorama a mediano y largo plazo nebuloso para la recuperación económica de Puerto Rico. Como varios economistas e inversionistas ya han planteado repetidas veces, el costo operacional en Puerto Rico no es rentable para invertir en la gran mayoría de industrias. Ante esa realidad no debería sorprender si volvemos a ver un patrón de migración en masa de Puerto Rico.

Sobre todo, la privatización ha sido un desastre por la renuencia del gobierno local de exigir e inversiones en la infraestructura y de expandir el uso de fuentes renovables, pese a los pronunciamientos de Luma de que lo han hecho. Lejos de ser panacea, la privatización ha exacerbado la crisis energética.  Esto indica que el reto no es solo el de qué entidad debe manejar la red energética sino de la misma composición de la infraestructura y como la misma responde a las realidades sociales y económicas de Puerto Rico.  Si bien queremos ver la creación de un sistema energético sostenible y responsivo a las necesidades del pueblo puertorriqueno, tal vez el camino es que el mismo pueblo tenga una voz en identificar las opciones más factibles que promueven sostenibilidad. 

Salir de la versión móvil