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La errónea percepción de que el relacionista es un obstáculo para los periodistas

Por: Aracelys Otero / Relacionista Lic R-53

Recientemente, una periodista publicó en sus redes sociales que extrañaba los tiempos en que los alcaldes contestaban los teléfonos sin necesidad de un relacionista que evaluara si le conviene o no atender la prensa.  Este comentario más que lamentable es erróneo y ofrece una mala percepción de la función que realizamos los relacionistas.  

Un relacionista es definido por la Asociación de Relacionistas Profesionales de Puerto Rico (ARPPR) como un estratega gerencial cuyo objetivo es el asesoramiento estratégico para la creación y sostenimiento de un proceso de comunicación efectivo entre la organización o individuo y sus diversos públicos.  En efecto somos los responsables de asesorar a nuestros clientes sobre varios temas entre ellos el manejo de la prensa y la comunicación. Es nuestra responsabilidad proveer los datos e información necesaria para que el cliente responda de forma efectiva y veraz una entrevista.

Insinuar que esa función de asesorar se convierte en un impedimento para las necesidades de la prensa se aleja de la verdad. Los relacionistas somos facilitadores del intercambio entre los periodistas y nuestros clientes.  En mi experiencia, en ocasiones, evito que el periodista tenga que esperar para recibir una información.  Además, un relacionista que conozca las necesidades de sus públicos puede adelantarle a los periodistas temas de relevancia para su función de informar.  

Los alcaldes así como los funcionarios de gobierno tienen que cumplir con múltiples responsabilidades y en ocasiones la inmediatez que requiere el medio de comunicación se trastoca por las funciones que desempeñan. Es en ese momento en que el rol del relacionista gana notoriedad ya que ofrece la información que el medio necesita mediante diferentes herramientas, entre ellas unas expresiones autorizadas, un audio o sirve de portavoz.  En vez de decir que somos intermediarios como señala la periodista en sus expresiones podría resaltar que somos facilitadores.

Para que la relación entre el periodista y el relacionista sea efectiva ambos profesionales deben tener claras las funciones de cada uno.  Más aún, deben respetar las funciones que cada uno realiza en beneficio de sus representados.  Estoy segura que un relacionista que conoce, está educado en el campo y ama su profesión atiende cada solicitud de la prensa con la rapidez y urgencia que amerita. Mi experiencia es que en ocasiones surge una información y en menos de tres segundos tenemos nuestros aparatos electrónicos llenos de mensajes y llamadas por parte de la prensa del país. Como profesionales del campo debemos atender cada solicitud con la inmediatez que amerita y facilitar la información que el periodista necesita.

Insisto en que nuestra función es facilitar el acceso a la información, garantizar que sea veraz y que se ajuste a las necesidades del periodista. Reitero que decir que somos obstáculo para el intercambio de la información es un error lamentable que afecta la imagen de la profesión. Estoy convencida que un verdadero relacionista, con una educación formal, que conozca el Código de Ética de la ARPPR y que tenga su licencia jamás será un obstáculo para el manejo de la información.

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