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¿Después de la pandemia…?

Por: Dr.  Howard Caro-Lopez

Recientemente el Gobernador Pierluisi firmó una nueva orden ejecutiva en la cual elimina y/o relaja la mayoría de los mandatos puestos en lugar para mitigar la transmisión del COVID-19. Según el Gobernador, la reducción en las tasas de hospitalizaciones por el virus y las altas cifras de vacunación han eliminado la necesidad de mantener estas medidas preventivas en vigor. Esta decisión también sigue el patrón que se ha dado a través de los Estados Unidos (EEUU) y varios países europeos que vieron un descenso en la transmisión del COVID.

La actitud de muchos ante eso es de dar por terminada la pandemia, aunque la comunidad epidemiológica, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (WHO), ha dicho que hay pandemia para rato.  Estos pronunciamientos parecen acertados dado que según data recopilada de WHO, hay 36 países donde menos de un 10 por ciento de la población se ha podido vacunar. Esto abre la puerta para que llegue una nueva cepa.

Pero dadas las circunstancias actuales, quizás podemos al menos ir pensando un final a la pandemia, donde el virus ya no presenta una amenaza mortal para la humanidad.  A dos años de la pandemia y sin indicio que el COVID desaparecerá, vale la pena pensar como Puerto Rico  se ajustará a la nueva normalidad.  ¿Cómo se verá esa realidad “post-pandemia”, y que tan preparado está Puerto Rico para esa realidad?

Un área crítica es en la fuerza laboral.  Según un estudio publicado este mes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS en inglés) del Departamento de Trabajo federal, en 2021 una tercera parte de los empleadores permitieron que sus empleados trabajaran de manera virtual, la mayoría siendo dentro de los sectores de informática, servicios financieros, y servicios profesionales.  En otros sectores como educación, manufactura, y ventas al detalle, esa opción era casi nula. Dado el hecho de que en Puerto Rico un gran porcentaje de personas caen en estas últimas categorías, debemos considerar: ¿cómo se asegurará que los patronos mantienen protocolos de salud para sus empleados presenciales? Y para los que no tienen opción de trabajo virtual, qué medidas se tomarán para aquellos que terminan con lo que llaman “COVID largo?”  Se avecina una brecha de desigualdad en este nuevo renglón de salud ocupacional donde los de ingresos más bajos son los más vulnerables.

Otra área que ya se ha visto un reto es con la educación.  En los EEUU se han desatado fuertes debates no solo sobre cuándo resumir educación presencial sino también sobre el uso de mascarillas.  Las modalidades virtuales tuvieron un impacto mixto en cuanto a aprovechamiento académico durante la pandemia, debido a factores en el hogar y falta de acceso a tecnología adecuada para estudiantes de bajos ingresos, y infraestructura digital inadecuada en comunidades rurales, según el Chicago Policy Review documento en el 2021.  Entre falta de recursos en el sistema público de Puerto Rico y los retos de infraestructura digital no solo debe evaluar modalidades híbridas efectivas sino también urge un plan maestro para acomodar estas realidades.

El tercer área grande es en los servicios gubernamentales. En los EEUU las agencias de gobierno federal lograron no solo invertir en tecnología para facilitar el trabajo virtual, sino también han redoblado sus esfuerzos para modernizar los servicios en áreas donde no se requiere servicios presenciales,  para ir reduciendo tanto las interacciones cara a cara como el uso de oficinas físicas.  La falta de modernización en los servicios gubernamentales es notable y muchos saben que para acceder a muchos servicios o es un calvario navegar servicios online deficientes, o perder medio día en una oficina de gobierno para completar gestiones que en muchos casos se podrían hacer virtualmente.  Sin embargo, el énfasis de ahora es de reducir servicios en vez de optimizar y modernizar, y así atender tanto la salud pública como el servicio público efectivo.

Hay otras áreas más allá de las señaladas que también apuntan a posible transformación en un mundo post-pandemia.  Pero las tres que he mencionado son las que quizás tengan el impacto más amplio de transformarse en respuesta al COVID.  ¿Veremos mayor desigualdad con quien sufre por el COVID? Cambiará la manera que se lleva a cabo la educación y actividad económica en Puerto Rico? Agiliza la privatización por la necesidad de crear resiliencia contra el COVID? Las respuestas están por verse, pero podemos anticipar un mundo muy distinto en esta coyuntura.

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