El moquillo canino, también conocido como “distemper canino”, es una enfermedad contagiosa y con altos índices de mortalidad causada por un virus que ataca los sistemas respiratorio, gastrointestinal y nervioso de perros. El virus es un pariente cercano del sarampión humano y también puede afectar a otros animales como los hurones.
Este virus se transmite fácilmente por el contacto directo con perros infectados. La enfermedad está presente en las secreciones de la nariz y las lágrimas, que se esparcen como un aerosol en forma de gotitas diminutas y se quedan flotando en el medio ambiente. También se puede transmitir al compartir recipientes de agua o comida. Los perros infectados pueden portar el virus por meses, y las madres pueden transmitir el virus a sus cachorros a través de la placenta.
Todos los perros están en riesgo, pero los cachorros menores de cuatro meses de edad y los perros que no hayan sido vacunados contra el moquillo tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad.
Al principio, los perros infectados presentan “lagrimeo”, enrojecimiento ocular o secreciones acuosas similares a la conjuntivitis. Posteriormente presentan fiebre, secreciones nasales, tos, letargo, falta de apetito y vómitos. Ya que el virus ataca el sistema nervioso, los perros infectados desarrollan inclinación de la cabeza, tirones musculares, convulsiones con movimientos de mandíbula y salivación, ataques epilépticos y parálisis parcial o completa. El virus también puede causar que las almohadillas de las patas se endurezcan (hiperkeratosis).
El moquillo no es una enfermedad curable. No hay medicina que elimine el virus. Existen medicamentos que pueden ayudar a controlar y aliviar alguno de los síntomas. En cuanto observemos los primeros indicios del virus, es importante actuar rápido y visitar de inmediato al médico veterinario para confirmar el diagnóstico e iniciar el tratamiento para mejorar alguno de sus efectos.
La forma más eficaz de reducir y prevenir el contagio viral del moquillo es mediante la vacunación. Por lo que es importante cumplir con el calendario de vacunación anual propuesto por su médico veterinario. Cuando nos referimos a los perros cachorros, se recomienda que se les administre tres vacunas para inmunizarlos contra el moquillo entre las semanas seis y 12 de vida. Luego de esas primeras veces, la vacuna del “distemper” o moquillo se inyectará de forma regular una vez al año.