Salud

El trauma y sus efectos en el funcionamiento ocupacional del ser humano

El trauma ocurre como resultado de un evento, serie de eventos o circunstancias acumulativas que son experimentadas y percibidas como física o emocionalmente amenazantes o peligrosas, y tienen efectos en el funcionamiento y en la salud mental, emocional, espiritual y física del ser humano. Esto puede ser causado por exposición a violencia, desastres naturales, abuso y negligencia, violaciones sexuales, terrorismo, intimidación (bullying), incidencias de riesgo militar, entre otras causas.

Cuando eso pasa, el desempeño ocupacional se puede ver altamente comprometido en las actividades del diario vivir, el aprovechamiento académico, la productividad en el trabajo, la participación social, las actividades de juego y ocio, así como en la calidad del sueño y descanso.

Esto se conoce como el término de “estrés postraumático”, el conjunto de síntomas que se presentan clínicamente en la persona que sobrevive al mismo. Entre los síntomas más comunes se encuentran la sensación de inquietud o parálisis emocional, depresión, pérdida de interés en el disfrute, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad y evitar lugares, personas o situaciones que despierten recuerdos desagradables.

“Es cierto que no toda persona que experimenta un evento de trauma recurre al uso de sustancias controladas, sin embargo, si existe una correlación positiva entre ser sobreviviente de un trauma, y el uso de drogas y sustancias controladas tales como medicamentos prescritos y opioides” destacó el doctor Arnaldo Cruz-Rivera, psicólogo, terapeuta ocupacional y consejero profesional con especialidad en salud mental.

“La gravedad del impacto en el funcionamiento dependerá en gran medida de la etapa de desarrollo en la se encuentra la persona, y los recursos psicológicos y apoyo con los que cuente para manejar y superar la experiencia” añadió. Este tema forma parte del curso ¿Por qué hablamos de la relación entre el trauma y el uso de opioides? durante la Conferencia Anual del Colegio de Profesionales de Terapia Ocupacional de PR (CPTOPR) que se celebrará este mes de junio.  

Los componentes de una intervención exitosa para el manejo del trauma deben incluir servicios de salud integrados que combinen el avalúo comprensivo del estrés postraumático, psicoterapia con énfasis en principios cognitivos conductuales y desarrollo de destrezas de autocontrol. También, el uso de medicamentos prescritos es requerido para el manejo de signos asociados con la ansiedad y la depresión.

“En la terapia ocupacional se utilizan principios de modificación de comportamiento y pensamientos combinado con la promoción del apoderamiento, la autoeficacia y la capacidad de resiliencia de la persona para mejorar su desempeño en el diario vivir. El enseñar destrezas para el manejo de emociones es vital para lograr esta meta” destacó el psicólogo y terapeuta ocupacional.

Cruz Rivera propone entrar en un rediseño de estilo y rutina de vida de la persona sobreviviente del trauma, y con posible uso de sustancias controladas; a crear sintonía entre sus pensamientos, sentimientos y acciones ocupacionales. “Como prioridad se deben sustituir hábitos y roles mal adaptativos por ocupaciones con significado para sí mismo y que sean conducentesa mejorar su autoestima y sentido de propósito dentro de la sociedad”.

Para esto Cruz-Rivera enfatiza inicialmente en el uso de intervenciones para apoyar las ocupaciones como el adiestramiento y la práctica de técnicas de respiración y de relajación, y estrategias funcionales para manejo de estrés y ansiedad. Los principios de “mindfulness” o conciencia plena combinado con principios de la terapia de aceptación y compromiso son esenciales para, en combinación con la psicoterapia y psicofarmacología, se logre aspirar a encaminar a la persona sobreviviente de trauma hacia el camino de la recuperación.

“Las metas lograr salud y bienestar, la calidad de vida, la competencia en roles ocupacionales y la participación en las esferas de vida que sean significativas para la persona. La búsqueda de significado y propósito en una vida productiva debe ser la aspiración máxima del quehacer terapéutico” concluyó Cruz-Rivera.

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