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Moralidad, ética y democracia

Por: Dr. Howard Caro Lopez

El pasado Día de los Reyes el mundo entero fue testigo de un acto que para muchos era inconcebible, cuando una turba de fanáticos de Donald Trump invadió y se apoderó del Capitolio para impedir que el Congreso Federal declarara a Joe Biden como el próximo Presidente del país. Este suceso chocante no sólo atentó contra la estabilidad de una de las democracias más estables del mundo sino que también resultó en la trágica muerte de varias personas durante el motín.  En fin, uno de los días más oscuros de la política de los Estados Unidos (EEUU).

El sentir de la mayoría de los residentes del país es que el mismo Trump es el culpable de incitar, lo que se está llamando una insurrección, al instigar a sus devotos a que marcharan de la Casa  Blanca al Capitolio durante un mitin justo antes de los sucesos trágicos del 6 de enero.  Legisladores de su partido-incluyendo varios que han sido fieles defensores de Trump como la misma Comisionada Residente- lo han responsabilizado y denunciado por los actos de violencia. Algunos republicanos han apoyado un segundo enjuiciamiento.  Incluso las redes sociales de Twitter y Facebook han suspendido las cuentas de Trump indefinidamente por temor a incitar aún más violencia. Aunque aún hay una minoría que lo defienden después de lo sucedido, el consenso popular es que las acciones de Trump fueron de carácter inmoral.

Los eventos del 6 de enero ponen en enfoque la ética o moralidad como uno de los elementos esenciales de la gobernanza democrática.  Dentro del campo sociológico, la moralidad o ética se considera una parte fundamental de la organización de la sociedad.  Uno de los primeros sociólogos, Emile Durkheim, planteó que la moralidad establece las normas para el comportamiento aceptable o “correcto” individual dentro de una sociedad o grupo social, lo que asegura la estabilidad dentro del mismo.  Es decir, la moralidad no es universal, sino específica a un contexto.  Según el sociólogo Jurgen Habermas, la moralidad es legítima cuando la gente dentro de la sociedad lo aceptan como tal dentro del foro público. La ética representa la formalización de los principios morales aceptados por la sociedad.  En el caso de los países democráticos, los principios morales de respeto a la voluntad mayoritaria,  el derecho al voto, de compromiso a la gobernanza representativa, y al servicio público.

Dentro de ese marco sociológico, las acciones de Donald Trump violentan los principios morales y éticos del sistema democratico, a un nivel básico.  Su retórica incesante en las redes sociales alegando un supuesto fraude electoral inexistente, e incitando a sus devotos a alzarse en contra del proceso electoral legítimo apelando al racismo representa un rechazo de su parte a las normas formales y éticas que caracterizan el sistema de democracia representativa.  Mas alla de esto también debemos recordar el historial de controversias legales que le siguen a Trump, desde su juicio político por abuso de poder, su renuencia a desvincularse de sus intereses privados durante su presidencia, a los casos de agresión sexual y evasion contributivas que lo esperan cuando concluya su término como Presidente y no gozará de inmunidad legal.  El comportamiento de Trump, visto en su totalidad, demuestra su voluntad para violar los principios eticos que definen la gobernanza democratica.  La invasión violenta que Trump instigo en esta semana es la consecuencia no solo de su patrón de comportamiento anti-ético y hasta inmoral, sino también de la decisión colectiva de los que votaron por él y su aliados en el Congreso de hacerse la vista larga de sus acciones durante el último cuatrienio e incluso antes.

Me parece importante que todos entendamos la relación entre la moralidad, como fenómeno social (y no una moralidad en particular), y como se conserva una política democrática, no solo para entender alguno de los factores que precipitó los eventos del 6 de enero, sino también para tener claro cuales deben ser las expectativas de nuestros oficiales electos.  Para nosotros los puertorriqueños es importante saber que la democracia se conserva por unos principios éticos y morales, y nos corresponde evaluar qué tanto cualquier político actual en relación a esos principios.  Según entramos a una nueva administración y legislatura en 2021 en Puerto Rico, nos corresponde como ciudadanos examinar y exigir que nuestros gobernantes demuestren ese compromiso ético y moral para proteger el proceso democrático.

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