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Este pasado 10 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de los Derechos Humanos, fecha en la que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Este evento es un momento de mucho peso histórico no sólo porque marca la primera vez en la que los gobiernos del mundo establecieron un marco jurídico común para el individuo, sino también porque le dio validez al concepto de los derechos humanos.
Aunque en la mayoría de los países del mundo la gente reconoce y aboga por la defensa de los derechos humanos, este concepto muchas veces pasa a segundo plano, o incluso se conoce poco en Puerto Rico. Esto se debe en parte a la importancia limitada que se le da en el discurso político de los Estados Unidos (EEUU), que ejerce mucha influencia en nuestra perspectiva política y donde el enfoque de derechos individuales es hacia los derechos civiles. Aunque hay mucha congruencia entre los derechos civiles y los derechos humanos, hay también diferencias importantes entre estos dos conceptos que no solo se deben entender, ya que dicha diferencia incumbe mucho en la trayectoria de Puerto Rico.
Cuando hablamos de derechos civiles, nos referimos a los derechos que originan del consenso en un gobierno y la gente que son gobernados por esa entidad política. A cambio de dejar gobernar, el gobierno les concede derechos a los miembros de ese estado o país, y que hoy en día se afirman en las leyes o las constituciones de cada país. Los derechos humanos, aunque también son derechos individuales o de grupos particulares, se diferencian en son inherentes al ser humano, independientemente de cualquier estatus que tienen, incluyendo su ciudadanía o estatus político. Estos incluyen derechos a la libertad, asociación, expresión, religiosa y el voto (que vemos en los derechos civiles que existen en Puerto Rico), y también derechos más amplios que afectan el bienestar fundamental de todo ser humano, como la salud, educación, vivienda, medio ambiente sano, y condición de empleo (que por ahora no se reconocen como derechos civiles en los EE UU o Puerto Rico).
Si bien es cierto que los puertorriqueños gozamos de ciertos derechos humanos esenciales a través de los derechos civiles codificados por la Constitución y leyes acordes (que deben ser conformes con la Constitución de los EEUU), los estragos por los cuales han pasado muchas personas en Puerto Rico en los últimos años en cuanto a la falta de acceso (o acceso adecuado) a vivienda, salud, educación y trabajo demuestra los límites de los derechos civiles actualmente reconocidos por las leyes locales. Al no reconocer estas aspectos como derechos, el estado político fomenta un entorno donde la humanidad básica de mucha gente queda perjudicada, y donde el gobierno no tiene obligación a proteger la humanidad dentro de esos contextos.
Debemos reconocer que aunque hoy en dia hay bastante consenso sobre los derechos ya reconocidos por ley, aún no hay consenso de que temas como salud, vivienda, y educación se deben reconocer como derechos, al menos en Puerto Rico y los EEUU, aunque casi la mitad de la población de los EEUU, por ejemplo, se han expresado a favor de que la salud sea un derecho garantizado, según encuestas de Gallup, CNN y Monmouth University. ¿Si tomamos esto como evidencia de que hay un creciente apoyo para que estos derechos sean reconocidos, cómo se logra ese cambio?
Es aquí donde una mayor conciencia sobre los derechos humanos internacionales debe ser parte de nuestra educación como pueblo, sea dentro del sistema escolar o como parte de una campaña de educación popular. Si entendemos que problemas endémicos que vemos en Puerto Rico hoy en día como la falta de vivienda, acceso a servicios de salud, educación básica y medio ambiente limpio y sustentable no se han resuelto de forma adecuada. Tal vez, esto nos indica la necesidad de crear conciencia sobre cuáles son nuestros derechos humanos, y a la vez examinar cómo nuestro sistema político actual trabaja para otorgar y proteger nuestros derechos humanos. Ese conocimiento nos permitirá como pueblo, prepararnos mejor para exigir nuestro derecho a la humanidad.