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Ya que tengo su atención, mañana celebramos el descubrimiento de Puerto Rico, ya que un 19 de Noviembre del 1493, Cristóbal Colon encalló en una isla llamada Borikén. También, se celebra la semana de la puertorriqueñidad, pero el Grito de Coayuco el cual encendió la rebelión Taína y la liberación de Borikén también merece su reconocimiento.
Procedente de La Española, Juan Ponce de León, con su ejercito desembarcó en las aguas azules de la Isla en el 1508. Con sus brillosas y largas espadas, escudos y armaduras y con una sed de oro insaciable, Ponce de León, estaba determinado a someter a los hijos de Borikén a la voluntad, el dominio y el capricho del imperio Español. Sin embargo, los españoles jamás imaginaron el patriotismo de los Taínos
Un día de enero del 1511, un Cacique boricua, pensó en futuro político, social y económico de Borikén. Éste organizó a su pueblo en un ataque relámpago en contra de la opresión española. Más allá de las macanas de palo y piedra y sus humeantes hachos, las armas de este Cacique y del pueblo Taíno fue su determinación para ser libres.
Ese enero del 1511, el pueblo Taíno se pintó de rojo y negro su cara. Marchando por la ribera del Rio Coayuco (Yauco), éstos llegaron sorpresivamente al asentamiento de Cristóbal del Sotomayor en Guánica. Ya acercándose, este Cacique y pueblo Taíno con sus caras pintadas, armas en mano y con su conciencia patriótica inquebrantable, gritaron uniformemente “guasábara» y corrieron hacia los españoles. Al incendiar cada bohío español, Guánica ardió en llamas. Enterrando a Sotomayor boca abajo con los pies en el aire, este Cacique y pueblo Taíno enviaron un mensaje al imperio español: “Boriken es nuestra.”
Éste fue el Gran Cacique Agüeybana, “El Bravo”.