Por: Lolimar Gómez Torres
La improvisación del gobierno en el manejo de la pandemia del coronavirus ha quedado evidenciada en el dramático aumento tanto en las muertes como en los contagios. Las médidas tomadas por esta administración para hacerle frente a esta crisis sin precedentes han resultado un fracaso.
Han transcurrido sobre cinco meses y medio desde que se decretó una emergencia en Puerto Rico para intentar evitar el alza en los contagios y los decesos. Sin embargo, al día de hoy el panorama es más serio de lo que muchos piensan. Todos los días el número de muertes informadas por el Departamento de Salud va en alarmante aumento, constituyendo nuestros viejos los más afectados. Mientras esto ocurre, el gobierno descansa en un llamado “sistema de rastreo” e imparte medidas sin datos científicos confiables que nos den una idea donde realmente estamos parados.
¿Realmente existe un sistema de rastreo eficiente? Basta con vivir muy de cerca el caso de un joven, a quien llevaron al hospital con síntomas de COVID 19 y arrojó positivo. El “protocolo” del hospital se limitó a notificarle a la madre del paciente los resultados de la prueba. La inacción hospitalaria fue a tal grado deficiente, que ni siquiera entrevistaron al menor ni a su entorno familiar, como mecanismo de rastreo; pero más grave aún, ni tan siquiera le administraron pruebas serológicas a su círculo familiar mas cercano. Al día de hoy, ha transcurrido más de una semana y no se tiene un seguimiento por parte ni de esa institución hospitalaria ni del Departamento de Salud. El ciudadano tiene la obligación de evitar contagiarse, pero el estado y las instituciones hospitalarias tienen la función de evitar a toda costa que esa persona continúe contagiando a otras.
Es preciso ver todas las ocasiones en que los voceros del gobierno pretenden venderle al País el efectivo control de la propagación del virus, comparando las estadísticas nuestras con la de otros países. Tal comparación es del todo un paquete mediático. Basta con hacer una búsqueda y nos percataremos que países con igual o similar densidad poblacional a la nuestra , tienen menos muertes por COVID que Puerto Rico. El panorama es poco alentador.
En conclusión, el gobierno continúa dando palos a ciegas frente a un enemigo silente. Mientras cada cual evite asumir su responsabilidad estaremos a merced del COVID. Seguiremos perdiendo vidas y destruyendo nuestra economía.