¡Sálvese quien pueda! Esa parece ser la consigna del gobierno de Puerto Rico, a juzgar por la reacciones oficiales, ante el notable aumento de contagios y decesos provocados por el COVID 19 en las últimas semanas.
Eminentes profesionales de la salud y hasta la Asociación de Hospitales han levantado su voz de alerta, demostrando preocupación por el dramático aumento, que según ellos se avecina en las próximas semanas. Muchos han advertido que esto “era de esperarse”, luego que el gobierno “se esmandara” en la reapertura, según lo manifestó en una emisora radial, el propio epidemiologo del ”task force” médico. Llama la atención como aquellos líderes religiosos y del comercio que al principio avalaron a brazo partido la reapertura, contra la recomendación de los expertos, ahora piden a gritos acción del gobierno. Todos aquellos que le hicieron coro a la Primera Mandataria del País en aquel momento, ahora manifiestan su preocupación. Sin embargo, en el gobierno lo que se habla es de poner en vigor la próxima fase de reapertura. Aunque reconocen un incremento en los casos no aceptan que las medidas fueron un “fracaso” y más aún la ausencia total de supervisión del gobierno en el cumplimiento de sus propias directrices.
En cuanto a los comercios, basta con salir a la calle un viernes o sábado en la noche para darse cuenta del caos que existe en Puerto Rico en los establecimientos que venden bebidas alcoholicas, donde los consumidores han adoptado una nueva forma del uso de mascarillas ubicándolas en su cuello, en presencia no solo de los dueños de los negocios, sino de la policía de Puerto Rico. A esto se suma, el incumplimiento de los participantes en las caravanas de las campañas políticas, donde el uso de mascarillas y distanciamiento social parecen ser cosa del pasado.
No es menos cierto que todos los ciudadanos tenemos la responsabilidad de velar y proteger por nuestra salud y vida, sin embargo esto no exime al gobierno de su obligación y deber constitucional, máxime cuando se trata de la preservación de la vida de nuestro pueblo, y muy en especial de aquellos que no pueden autoprotegerse, según lo pretende la Primera Ejecutiva y su Secretario de Salud.
En medio de este proceso primarista, ¿Se está colocando la salud y la preservación de vida en primer orden? Las semanas venideras le demostrarán a nuestro pueblo quienes tuvieron, tienen y tendrán una preocupación genuina y muy bien fundada sobre los devastadores efectos de una reapertura, en clara violación a toda recomendación científica.Aunque, aquellos que se han mostrado preocupados por la salud y la vida de todo un pueblo siempre han sido los mismos versus a los que tienen su aparato auditivo sintonizados como los dictámenes de sus bolsillos. Esta hermosa patria nos pertenece a todos,incluyendo aquellos que han adoptado con un profundo amor y desprendimiento.