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Por: Howard Caro López, PhD
Durante el día de hoy varios de los candidatos a la alcaldía del municipio de Sabana Grande rehusaron a divulgar su plan de trabajo a través de La Voz Digital PR, justificando su postura con el pretexto de temor a que los adversarios fueran a copiar sus ideas para adelantar sus candidaturas. Claro está que semejante actitud defensiva y secretiva deja para mi y seguramente muchas personas, mal sabor, ya que debería crear sospecha sobre las intenciones de esos aspirantes de los diferentes partidos.
Es importante destacar que cada día ocurren más episodios como este, sea en Puerto Rico, en Nicaragua con la desaparición repentina del presidente Noriega durante la pandemia de COVID-19, o en Brasil con los actos de corrupción dentro de la familia del presidente Bolsonaro. A lo que voy con esto, es para enfatizar la relación íntima entre la transparencia y la legitimidad, los elementos esenciales para un gobierno eficaz y democrático.
El concepto de legitimidad como un elemento principal de cualquier gobierno surge del trabajo del sociólogo alemán Max Weber a principios del siglo XX. Weber, al intentar entender la política volátil de su país y en Europa en su momento, examinó las instituciones de poder político históricas para teorizar que los estados y/o estructuras políticas derivan su poder de lo que llamó la autoridad legítima, o la aceptación mayoritaria de los gobernados. Weber identifica cuatro tipos de autoridad legítima: la carismática (basada en la percepción mesiánica o singular de un individuo); la tradicional (donde hay una aceptación del poder político como algo que “siempre ha sido”); la legal (donde hay normas y/o leyes claras para el ejercicio de poder político); y la burocrática (donde las reglas de por sí, y no la voluntad de los gobernantes ejercen poder). Weber, por su parte, ve estas formas de autoridad como cíclicas, donde la autoridad carismática da inicio a una trayectoria nueva dentro de un gobierno que eventualmente culmina con la burocracia. Según Weber, los gobiernos más estables son los que establecen normas claras y aceptadas por los gobernados.
Otro sociólogo más reciente, Michael Mann, quien analiza el concepto del poder político, identifica como una de las cuatro fuentes de poder social (y por ende político), el poder ideológico (junto con el poder económico, militar y político). Aunque Mann suscribe a la teoría de autoridad legítima de Weber, el plantea que poder político no solo se trata de crear normas que legitiman el poder, sino que combina con las otras fuentes de poder para crear un tipo de gobierno. En el caso de las democracias, Mann dice que el acceso a la información es vital para legitimar la ideología de un gobierno democrático, donde los ciudadanos tienen la capacidad de elegir sus gobernantes con el conocimiento de cómo esos gobernantes representarán sus intereses como pueblo. Sin ese acceso a información, la democracia queda en riesgo de fallar. Es decir, la confianza del pueblo en la capacidad y las intenciones de sus gobernantes es el elemento fundamental de la democracia.
El comportamiento de los candidatos en Sabana Grande a ocultar sus planes de trabajo al público es ejemplo de la falta de transparencia en un proceso democrático, si queremos hablar de un gobierno legítimo. A nosotros que valorizamos la democracia como la mejor forma de proteger nuestros intereses como pueblo debemos exigir la máxima transparencia de cualquier candidata o candidato que aspira al poder político, y rechazar de forma categórica esos individuos que no se comprometen a gobernar de manera transparente. Solo así podemos realmente comenzar a empoderarnos como ciudadanos y tomar control de nuestro destino político colectivo.
El Dr. Caro López es investigador en el gobierno federal y ex catedrático en el facultad de sociología de Georgetown University en Washington, D.C., con especialización en la sociología de los procesos políticos. Las opiniones expresadas aquí son en su carácter personal.