Por: Antonio A. Camacho
Con mucho interés he observado y participado en todo lo que acontece en Puerto Rico, pero hoy aprendí del vecino que perdió todo.
“Vecino, cómo te sientes”, pregunté. A lo que respondió, “A pesar de que físicamente perdimos todo, aun, hoy con otro temblor estamos en pie, firmes y de frente a la reconstrucción de nuestro Puerto Rico”.
“Miren como todos los compatriotas, todos los puertorriqueños de este bello lugar nos visitaron, nos han dado la mano y nos han apoyado. ¡Imagínate como se transformaría Puerto Rico si todos hacemos un cambio social, político y económico! Esto es un gran ejemplo de los patriotas y héroes que cuentan los libros de historia; aquí también tenemos héroes”, explicó el vecino.
Esto me dejó perplejo. “Hace varios días observé el almacén lleno de materiales y la indignación de los compatriotas puertorriqueños al sentir, una vez más, el desengaño político tradicional. Ya no podemos perdonar que la podredumbre política siga desperdiciando el futuro de Puerto Rico; nuestro futuro y el futuro de los nuestros. Así que seguiré luchando hasta que quede rendido”, concluyó el vecino.
Hoy tuve una lección de vida.